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Bill miraba a traves de la pantalla la imagen de su padre con una sonrisa.

—Entonces mañana tomaré un vuelo por la mañana, quiero pasar todo el fin de semana contigo —dijo con una sonrisa.

Bill sonrió, no pudo sentirse mejor con aquella noticia.

—Que bueno papá, me alegra tanto que vaya a verte.

—A mi también cielo, ya quiero verte bailar, además cuéntame ¿Tu madre pago la academia? Iba a hacer el pago mensual y me notificaron que ya lo habían echo.

Mierda...

Piensa Bill, piensa.

—Mmm de echo fui yo, instrui a los pequeños en la academia y sus madres me pagaron, quizás ya empiece a pagar la academia por mi mismo papá.

—Vaya... No me esperaba eso ya quieres deshacerte de mi...

—¡Que dices! No seas dramático papá.

—Bien, bien, me hago viejo ya...

—Solo tienes 48 años, eres muy joven.

—Por supuesto que lo soy, además aún tengo mis encantos.

—Oh claro —ambos rieron como si el tiempo a su alrededor se detuviera, siendo solo ellos dos, no había nada mas hermoso...

—Debo irme hijo, nos veremos mañana...

—Adiós papá.

Después de una cálida despedida ambos colgaron con una calidez en sus corazones.

Bill aún tenía cosas que pensar, pero aún así aquella aplicación en su teléfono llamo su atención, tenía notificaciones que no había podido ver.

Entonces se dió cuenta que no había subido ningún vídeo, justo ahora estaba solo en casa asi que quizás...

Era la oportunidad de hacerlo.

[...]

Tom por fin abría el estudio de tatuajes, ya tenía clientes con citas esperando por él y su amigo Andreas, ambos serían los encargados de dicho lugar, aún que Lucas era el dueño, sería como un empleado para él.

Cómo Georg y Lucas en el Gimnasio.

Su mente estaba perdida en aquella velada que había tenido con Amanda.

Ella parecía desesperada por obtener algo de él mientras él estaba decidido que no podía continuar más con esa farsa, por ella y por Bill.

No estaba bien.

Aún que no habían terminado definitivamente, pedir un tiempo era un indicio de eso, así que se sentía más tranquilo en cuanto a la "relación" que tenían.

También pensaba en Bill, en su linda risa y lo mucho que le gustó haber pasado una tarde agradable con él, y sin mencionar la ronda de sexo que habían tenido, tan intensa y caliente.

El hombre delante de él se quitó la camisa para que empezarán por ese tatuaje en la espalda que tanto quería.

[...]

Por otro lado Amanda estaba decaída mientras hablaba con sus amigas.

—No se que hacer —murmuro con desgano.

—¿Cómo que no sabes que hacer Amanda? No seas tonta, obviamente el niño debe tener una amante o algo así.

Amanda abrió sus ojos y negó, ella no creía a Tom capaz de aquello, a pesar que era menor que ella, él era muy maduro en ese aspecto.