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Tom estaba hipnotizado mirando el vídeo que se reproducía en el teléfono.

Cómo Bill se introducía aquel vibrador que le hacía las piernas temblar, le provocaba impulsos de cerrarlas, aún así sus gemidos seguían siendo los más excitantes que Tom había oído.

—¡Ah! ¡Oh sí! Mmm~

Decir que Tom estaba empalado era poco, tenía una tienda de campaña en sus pantalones, necesitaba con urgencia deshacerse de la excitacion que sentía gracias a Bill que parecía disfrutar demasiado haciendo los videos.

Sobre todo cuando introducía el artefacto casi completo para luego sacarlo y meterselo rápidamente como si estuviera desesperado por tocar su punto dulce y venirse.

Verlo era la cosa más fascinante y emocionante que le había ocurrido a últimas estancias, porque no era un secreto de la vida sexual aburrida que tenía al lado de su novia.

Y ese pequeño caprichoso estaba despertando unos deseos carnales bastante fuertes en él.

Era un pequeño bastante excitante con un cuerpo y labios de infarto, con unos gemidos deliciosos y ni hablar de esa diminuta entrada que se dilataba cada vez que introducía el vibrador.

El miembro de Tom dolía, exigiendo atención, entonces ni siquiera lo dudo cuando empezó a masturbarse mirando el vídeo del hijo de su novia, penetrandose con un vibrador, cuando pensó que no podía ser más excitante Bill se escupió la mano con sensualidad y empezó a masturbarse rápidamente, gimiendo fuerte, gritando:

—¡Oh sí! ¡Ah!~

Entonces Tom se corrió  rápidamente como si fuese un adolescente hormonal que apenas exploraba el mundo del sexo y de masturbarse.

Lo peor de todo, es que los dos orgasmos que había tenido viendo los videos del menor, superaban todos los que había tenido teniendo relaciones con Amanda.

Si, completamente frustrante...

Su respiración se volvió erratica y vio como el semen del menor salía disparado a su abdomen.

Demasiado delicioso.

Lo que Tom  no sabía es que Bill se había prenetrado así, pensando que aquel vibrador no era un vibrador, si no, el miembro de Tom.

Porque decir que Bill no le tenía ganas sería una mentira y hablar de sus tatuajes solo habían servido para hacer una escena pornografíca en la mente el menor.

Dónde se imaginaba esos brazos fuertes, acariciando sus tatuajes, aferrado a sus caderas mientras el pene de Tom tocaba su punto dulce, metiéndoselo sin remordimiento.

Porque Tom tenía apariencia de ser todo menos delicado a la hora de tener sexo.

Y eso a Bill  le gustaba aún más.

[...]

La mañana llegó, Tom servía el desayuno para su novia mientras ella seguía sin dirigirle la palabra.
Estaba hartandose de la actitud de Amanda.

—¿Ya puedes hablarme? No me gusta verte enojada.

—¿Y que quieres que diga?

—No lo sé, me he disculpado muchas veces contigo ¿Que no es suficiente ya?

La mujer suspiro rindiendose, la verdad Tom le gustaba mucho, pero aveces sentía que no iban por el mismo camino, ella ya no estaba para dar los trotes que Tom daba, era una mujer de cuarenta y dos años, no podía permitirse ciertas cosas como follar como animales, su cuerpo era frágil y le dolía.

Porque cierto chico no tenía un pene muy pequeño que digamos.

Aun así, sabiendo que en cualquier momento él la podría dejar, aunque digan que la edad no es un problema en el amor, en algunos casos por supuesto que lo era, y este era un caso.

Ella era bastante mayor para él, estaba segura que en algún momento Tom se aburrirá de ella y buscará a alguien que se adapte más a su edad y sus exigencias, le dolería, claro que sí, pero no tenía demasiado por hacer más que seguir dándole todo su amor.

—Lo es... Y lo lamento por ser tan testaruda cariño.

Tom suspiró y asintió tocando su mano por encima de la mesa.

—Ya, ¿Estamos bien?

—Si cielo, lo estamos —Amanda le sonrió, Tom se dió cuenta que su sonrisa era muy parecida a la de Bill.

Quizás por eso le había gustado.

Comieron en completa armonía entre risas y chistes que el menor hacia para contentar aún más a la mujer hasta que la hora de despedirse llegó.

Ya que ella trabajaba en una inmobiliaria y debía ser muy responsable. Tom lavo los platos y se volteó para despedir a su novia, plantándole un beso en la frente.

Decir que ella no se sintió decepcionada era mentir, ella esperaba un beso apasionado como los que él estaba acostumbrado a darle, pero se conformo y salió de su casa sintiendose un poco mejor ya que las cosas con Tom habían mejorado.

Pensó que a Amanda se le había olvidado algo.

—¿Qué olvi...? —sus palabras quedaron al aire cuando vio a  Bill entrando, con una mochila en su hombro y una linda sonrisa en sus labios.

Rápidamente las escenas del vídeo de Bill se reproducieron en su mente y su corazón empezó a latir con fuerza, pero no era lo único que empezó a latir porque su miembro estaba empezando a despertar.

Sus nervios lo atacaron y rápidamente intento aliviar el ambiente.

—¡Bill buenos días! ¿Ya comiste? —el menor iba a responder pero Tom lo interrumpió —no importa te haré algo de todos modos, ve a cambiarte y espérame en la mesa.

Rápidamente se dió la vuelta volviendo la cocina.

¿Que le pasaba?, Ni siquiera él podía explicarlo.

Y ni hablar de Bill que quedó perplejo pero con una sonrisa en sus labios.

Él tampoco sabía que sucedía.

OnlyFans| ᵗᵒˡˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora