Capitulo 13: Una fiesta de mentiras?

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Mientras el agua corría en la ducha y Andrew disfrutaba de un momento de relajación, Rex, el perro rojo, caminaba lentamente hacia la cama. Allí, sobre las sábanas desordenadas, descansaba el teléfono de su novio. La tentación de revisarlo había estado rondando su mente durante días, y ahora, con Andrew en la ducha, esa era su oportunidad. Miró de reojo hacia la puerta del baño, asegurándose de que aún estaba a salvo de ser descubierto.

Con algo de duda, Rex desbloqueó el teléfono y comenzó a revisar los mensajes de texto. Pasó rápidamente por conversaciones triviales hasta que sus ojos se detuvieron en un nombre familiar: Ned. Al abrir el mensaje, lo que leyó hizo que su estómago se retorciera. Era una invitación de Ned para que Andrew asistiera a una barbacoa en casa de Joy. El tono del mensaje parecía casual, pero para Rex, algo dentro de él se encendió. La simple idea de que Andrew pudiera salir sin decirle nada, y menos con Ned, lo enfureció.

—¿Por qué no me dijo nada de esto? —murmuró Rex para sí mismo, sintiendo cómo su pecho se tensaba por el enojo.

El perro rojo sabía que Andrew y Ned tenían una amistad cercana, pero el hecho de que su novio no hubiera mencionado esa invitación lo hacía sentirse traicionado, aunque no quisiera admitirlo. Las inseguridades comenzaron a nublar su juicio, y una oleada de celos lo golpeó.

Rex cerró los mensajes de texto y colocó el teléfono de vuelta en su lugar, justo antes de escuchar el sonido de la ducha apagándose. El silencio que siguió le permitió calmarse un poco, pero el fuego seguía ardiendo en su interior. Cuando Andrew salió del baño, envuelto en una toalla y con una sonrisa tranquila, Rex lo miró fijamente, sin poder evitar que algo de su enojo se filtrara en su expresión.

—¿Todo bien? —preguntó Andrew, notando la seriedad en los ojos de su novio.

Rex forzó una sonrisa, aunque por dentro su mente estaba llena de preguntas. No era el momento de enfrentarlo todavía. Pero sabía que, eventualmente, tendrían que hablar de lo que había visto, y ese pensamiento lo atormentaba mientras intentaba ocultar su molestia.

Andrew se terminó de poner la camisa amarilla, esa con la frase que siempre le sacaba una sonrisa a cualquiera que la leyera: "Sarcasm: Just one of my many talents". Se colocó la camiseta blanca de manga larga por debajo para darle un toque extra, y se miró al espejo, satisfecho con su estilo relajado pero divertido. Bajó la vista hacia sus bermudas a cuadros y se rió, recordando cómo a Rex siempre le gustaba bromear sobre su elección de ropa.

—Bueno, creo que estoy listo —dijo Andrew, dándose una última mirada en el espejo antes de volverse hacia Rex, quien seguía en la cama, con una expresión que no terminaba de cuadrar.

Rex, aún batallando con sus pensamientos, trató de mantener una fachada neutral, pero no pudo evitar que la duda se reflejara en sus ojos. Andrew no parecía haber notado nada extraño.

—Voy a salir un rato, ¿vale? Joy está organizando una barbacoa, y me invitaron a pasar. No creo que tarde mucho —Andrew se inclinó para darle un rápido beso a Rex—. Nos vemos luego.

Rex asintió lentamente, pero su mente estaba acelerada. Mientras veía a Andrew dirigirse hacia la puerta, se preguntó si debía seguirlo, confrontarlo, o simplemente dejarlo ir. El mensaje de Ned seguía quemando en su memoria, y la idea de que Andrew estuviera pasando tiempo con él, sin haberle dicho nada previamente, lo ponía en una posición incómoda.

Cuando la puerta se cerró detrás de Andrew, Rex se quedó en silencio por unos instantes. Luego, apretó los puños, debatiendo consigo mismo si debía seguirlo o dejarlo pasar. ¿Estaba exagerando? ¿O había algo más en esa salida que Andrew no le estaba contando?

El perro rojo se levantó de la cama, todavía indeciso, pero la curiosidad y el enojo empezaban a ganar terreno en su mente. Quizá un pequeño vistazo para asegurarse no estaría mal...

"Rebeldes sin Causa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora