Rex tiró del brazo de Andrew con una fuerza que no solía usar, arrastrándolo hacia su habitación mientras las voces y los murmullos de la fiesta se desvanecían detrás de ellos. Cerró la puerta con un golpe seco y encaró a Andrew con la mandíbula apretada. Sus ojos ardían con una mezcla de celos, frustración y rabia contenida.
—¿Qué demonios te pasa con Allen? —escupió Rex, su voz temblando de ira mientras caminaba de un lado a otro en la pequeña habitación—. ¿Por qué siempre me dejas de lado cuando estás con tus amigos? ¿Es que ya no te importa nuestra relación?
Andrew, respirando con dificultad, trataba de mantenerse firme, aunque el miedo y el agotamiento emocional comenzaban a ganar terreno en su interior. La tensión en el aire era palpable, y él sabía que esta conversación iba a ser diferente. No podía seguir así.
—Rex, ¡basta! —respondió Andrew, alzando la voz por primera vez mientras trataba de contener las lágrimas—. ¡No fue nada con Allen! Solo hablamos un rato. Pero esto no es solo de Allen, ¿verdad? Siempre haces lo mismo. Siempre me vigilas, me controlas... ¿Sabes qué es lo que realmente me molesta? ¡Tú me dejaste solo todo el verano! ¡Te fuiste de tour con tu banda y ni siquiera te importó cómo me sentía!
Rex frunció el ceño, sorprendido por el repentino ataque de Andrew. Sabía que había estado ausente, pero no pensaba que ese fuera el verdadero problema.
—Me fui de gira porque era lo que teníamos que hacer. ¡La banda es importante para mí! —replicó Rex, su voz tensa pero vacilante—. Pero tú, tú siempre prefieres estar con tus amigos, ignorándome. ¿Qué pasa con nosotros? ¿¡Ya no soy suficiente para ti!?
Andrew negó con la cabeza, sintiendo que las palabras de Rex no alcanzaban a comprender la verdadera raíz de todo.
—No se trata de eso, Rex. Me importas, pero no puedo estar a tu lado las veinticuatro horas del día. Necesito espacio, amigos, ¡una vida más allá de nosotros! Pero tú no lo ves. Tú solo piensas que soy tuyo y que no tengo derecho a hablar con nadie más. ¿Te das cuenta de lo asfixiante que es?
Rex se quedó en silencio por un momento, pero su furia no disminuyó. El silencio solo fue la calma antes de la tormenta. Se acercó a Andrew, con una mirada intensa y peligrosa, y le dijo en un susurro ronco:
—Eres mío, Andrew. Solo mío. Y no quiero que estés con nadie más que no sea yo. No lo soporto. No tienes derecho a... —comenzó a decir, pero Andrew lo interrumpió bruscamente.
—¡¿Cómo que no tengo derecho?! —exclamó Andrew, su voz rota y llena de rabia acumulada—. No soy tu propiedad, Rex. ¡No me puedes controlar así! ¡He aguantado mucho, pero ya no más!
Rex se quedó boquiabierto por un segundo, sin palabras. No esperaba esa respuesta. No esperaba que Andrew se rebelara de esa manera.
Andrew lo miró con los ojos llenos de lágrimas, pero su voz ya no temblaba. Había tomado una decisión que llevaba tiempo guardando dentro de sí.
—Esto se acabó, Rex —dijo con firmeza, su tono frío y decidido—. No puedo seguir con alguien que me trata así, que no confía en mí y que me hace sentir como si no valiera nada sin él.
El golpe de las palabras fue brutal para Rex. En ese momento, toda la furia y la rabia que lo habían impulsado desaparecieron, reemplazadas por una profunda sensación de pérdida. Andrew lo estaba dejando, y por primera vez, Rex se dio cuenta de lo que realmente había hecho.
—Andrew, yo... no quise... —intentó decir, su voz quebrándose. Pero Andrew lo interrumpió, negando con la cabeza.
—No. No hay vuelta atrás, Rex. He intentado hablar contigo, pero nunca escuchas. Esto... esto ya no es sano para ninguno de los dos.
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"Rebeldes sin Causa"
फैनफिक्शनViaja a principios de la década de los 2000 junto con las irreverentes y curiosas aventuras de 6 amigos que podrán tener personalidades muy diferentes, pero al final del día siempre encontrarán la manera de salir adelante juntos. Cada uno de ellos...