Era una mañana cálida y soleada. Las olas del océano se rompían suavemente en la orilla de la playa cercana a la casa de Millie. Ella, estaba frente al espejo de su habitación, decidiendo qué ponerse para su cita con Edward Watterson, al final decidió por una falda tiro bajo larga boho y una camisa con estampados florales, obviamente junto con unas sandalias de plataforma. Hoy era un día especial, no solo porque iban a ir al festival de la playa, sino porque Edward la había invitado personalmente, y Millie quería que todo saliera perfecto.
-Millie, ¿puedes bajar un momento?-gritó la voz de su padre Boris desde el piso de abajo.
Con un suspiro, Millie bajó las escaleras, ajustándose su camiseta mientras sus padres, Boris y Klaus, la esperaban en la cocina. Boris, un Shiba Inu siempre jovial, tenía una sonrisa en el rostro, mientras Klaus, su pareja, el lobo ártico, revisaba algunas cosas sobre la mesa.
-¿Qué pasa, papá?-preguntó Millie, aunque una parte de ella ya presentía lo que venía.
-Mira, cielo-dijo Boris, con ese tono dulce pero firme que usaba cuando quería pedir algo- Sabemos que tienes planes hoy con Edward, pero tu tía Martha quiere ir al festival también. Y pensamos que sería una buena idea que la lleves contigo.
-¿Martha?-repitió Millie, tratando de no mostrar su frustración-¿De verdad tiene que venir?
Klaus intervino, con su habitual serenidad.
-¡Sabemos que ella es mayor que tú!, pero no está de más que pases algo de tiempo con ella. A fin de cuentas, es familia. Además, no queremos que vaya sola.
Millie frunció el ceño. Su tía Martha, la hermana menor de Boris, tenía 18 años y, aunque no tenía nada en contra de ella, sabía que podía ser un poco... demandante, debido a la extrovertida personalidad de Martha, dificultaba bastante obtener la atención de un chico cuando ella estaba presente. Lo último que Millie quería era que su tía interfiriera en su primera cita real con Edward.
-¡Pero Papá, esto es importante para mí!. No sé si será lo mismo si Martha viene... -dijo Millie en tono casi suplicante.
Boris sonrió y se agachó hasta estar a la altura de su hija.
-Entendemos, Millie. Solo intenta pasar un buen rato, ¡Estoy seguro de que Marthy no interferirá, y quizás se diviertan juntas!.
Con un suspiro resignado, Millie asintió.
-Está bien, papá. La llevaré conmigo.
En ese momento, la puerta principal se abrió y Martha apareció, con una gran sonrisa en su rostro y una toalla de playa colgada del hombro, mientras llevaba un top sin mangas de rallas blancas y rosas, una falda tiro bajo color azul y unas sandalias a juego con su top.
-¡Millie! ¡No sabes cuánto he esperado este día de playa! -exclamó Martha-¡¡Va a ser tan divertido, además, en este festival habrán conciertos de varias bandas de rock y será muy genial!!.
Millie sonrió débilmente, sintiendo una mezcla de emoción y nervios. Sabía que tendría que encontrar una manera de equilibrar el día entre su cita y la compañía de su tía.
Mientras tanto, en la casa de Edward, las cosas eran igual de complicadas. El pastor alemán de 16 años había estado preparándose para la cita, aunque el sonido del timbre lo interrumpió. Cuando abrió la puerta, se encontró con sus tíos, Hans y Berta, junto a su primo Joel, que llegaban directamente desde Alemania y Polonia respectivamente.
-¡Edward!-exclamó Berta con una sonrisa la pastora alemana, abrazando a su sobrino--¡Qué alegría verte! Hemos venido a felicitarte por tu nueva posición en el consejo estudiantil.
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"Rebeldes sin Causa"
FanfictionViaja a principios de la década de los 2000 junto con las irreverentes y curiosas aventuras de 6 amigos que podrán tener personalidades muy diferentes, pero al final del día siempre encontrarán la manera de salir adelante juntos. Cada uno de ellos...