Azmir esperaba sentada en el sofá. Antes de haberse sentando corrió todas las cortinas que Whinndel había apartado. De cualquier forma, prefería esto y acoger más calor luego de vivir tantos años a merced del frío. Todavía tenía el turbante y uno de sus cascos traseros se agitaba, ansioso, pero no sabía si era de nervios de volver a enfrentar al pueblo o ganas de ir a comer algo.
Volteó la cabeza para ver a Eleo saliendo de la cocina con una bandeja, y de ella venían dos tazas que desprendían un pequeño hilo de vapor.
—¿Qué es? —preguntó Azmir.
—Café, ¿no lo habías probado? —Eleo dejó la bandeja en la mesa y tomó asiento en el sofá de en frente.
—La verdad no. —Azmir tomó la taza con su magia y la acercó a su nariz para olerlo. De los pliegues del turbante se escapaba una luz dorada.
—Está algo caliente, ten cuidado. Tenía tantas ganas de un café; me suele relajar y me mantiene concentrado cuando leo o estudio. —Eleo tomó su taza y le dio unos soplos.
Azmir lo imitó y dio un sorbo a su taza. La apartó de sus labios, arrugando la cara en una mueca de disgusto.
—¿No te gusta? —Eleo le sonrió y le dio un sorbo a su taza mientras sus gafas se empañaban.
—Está bueno —dijo Azmir con un casco en la boca—, pero está muy caliente.
Eleo soltó una pequeña risa. Procedieron a tomar su café en silencio. Eleo no tuvo problemas en beber la taza entera, pero Azmir se demoraba un poco al soplar la suya.
—¿No me hablarás de ella? —preguntó la unicornio.
—¿Ella?
Azmir hizo un gesto a un portarretrato junto al sofá de Eleo sobre una mesita: en ella, Eleo le daba un beso en la mejilla a Whinndel mientras se abrazaban.
—Eso... —suspiró Eleo y tumbó la foto hacia el frente—. ¿Qué te puedo decir? Es buena pony... linda...
—Parece que se llevaban bien.
—Sí, bueno... Hemos tenido una discusión antes de que fuera a esa expedición. Ella no quería que fuera, entonces le he sido muy honesto de que... esperaba ver un unicornio en el viaje.
Dejando de sorber su taza, Azmir lo miró con una ceja alzada y una sonrisa.
—¿De verdad esperabas eso y se lo dijiste?
—Algo del estilo. —El rostro de Eleo se sonrojaba—. Pero al menos pensaba que mi novia se lo tomaría a bien. No fue así, como adivinarás; todos los ponis odian a los unicornios. No creerían que tengo a uno aquí en mi casa, y si se enteraran...
—Lo capto. —Azmir asintió—. Entonces ella creyó que yo era...
—No la culpo, eres una pony desconocida y saliste de mi baño. Quizás pueda arreglarlo luego y decirle que fue un malentendido.
—Podría hablar con ella y decírselo.
—¿Qué? ¡No, no! No es necesario, yo me puedo encargar, no te preocupes. Por ahora creo que podemos salir un rato, si ya te terminaste tu café.
Azmir echó una mirada a su taza.
—Me queda media taza.
—¿No estás asustada?
—Un poco...
—Pero ¿quieres venir?
—Sí... y a la vez no.
—Será divertido, en serio. Y, por cierto, no llevarás eso. —Señaló el turbante—. Que te lo pusiste así para cubrir el cuerno, bien pensado.
—De hecho, olvidé como se ponía correctamente, y así quedó. —Se desenrolló el turbante y dejó caer su larga melena verde por su cuello—. ¡Amo ese champú! Huele fantástico. —Se olvidó del café y empezó a acicalarse la melena con la nariz hundida en ella.
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Buscando la Armonía
FantezieLos unicornios son considerados extintos luego de una guerra contra los ponis terrestres y pegasos. Pero Eleo, un estudioso de la historia y cultura unicornio, conoce a Azmir, una de las pocas unicornios supervivientes de Equestria. Juntos entablará...