El interior parecía tan sucio como húmedo. No frío pero lleno de frialdad. Como si la casa lo estuviera juzgando cuando entró en medio de ella. Harry, sin embargo, no quedó impresionado mientras daba unos pasos silenciosos por el lugar. Miró a su alrededor, cualquier información era bienvenida mientras el Horrocrux lo llamaba en voz baja. Tenía que mantenerse concentrado, sabría cómo poner sus manos sobre el objeto más tarde. Detrás de él, Sirius juró encontrarse de regreso en la casa de su madre. Esta casa era un verdadero desastre, según él, sobre todo porque en una de las paredes estaba colgado el retrato de su madre y era imposible quitarlo. Por arte de magia. Harry apostó que había otras maneras. La más sencilla sería destruir el muro. Pero bueno, la lógica no era el punto fuerte de un mago, eso lo había notado hacía mucho tiempo.
-Vamos, sigue adelante…
Kingsley estaba preocupado a pesar de que logró ocultar este hecho. Harry Potter, indefenso, cerca del hombre que seguía lastimándolo. Tenía miedo del resultado, no había olvidado su juramento de proteger al joven a toda costa mientras estuviera bajo su cuidado. Y el de Tonks, obviamente. Cruzaron el pequeño pasillo destartalado para llegar a las escaleras que les permitían bajar a la cocina. El sótano no estaba más limpio que el resto pero sí menos afectado por esta atmósfera nociva que reinaba en el resto de la casa. Harry fue cauteloso en sus movimientos, confiado en que podría caer a la más mínima oportunidad.
Finalmente en la cocina, se tomó el tiempo para observar una vez más. Por supuesto, el señor y la señora Weasley estaban allí. Aunque no entiende los motivos. Parecía que hasta que no hubiera pruebas, estos dos eran incapaces de ir en contra del ex director. En el centro de la habitación había una gran mesa rectangular de aspecto rústico, lo que la hacía estrecha. La chimenea ardía en el otro extremo, rodeada por una pared decrépita. Aquí también se sintió la humedad. Sirius pasó junto a él para sentarse a la mesa, luciendo hosco.
-Harry, cariño, ¿cómo estás?
Harry no sabía qué responder a esta pregunta. Francamente, se sintió mal. Pero esa no fue la respuesta que esperábamos de él. Le dio una sonrisa que palidecía en comparación con todas las que le había dado a Molly Weasley en los últimos años.
-Cómo estás. No sois muchos.
-Mis hijos están arriba, pronto nos acompañarán a cenar. ¡Debes tener hambre!
-No, para nada. Descompensación horaria.
Harry al menos se sintió aliviado de que ella no intentara abrazarlo. Básicamente, no le gustaba que lo tocaran. Entonces, si no era su marido, no tenía sentido hacerlo. Miró a su padrino.
-¿Podrías mostrarme los alrededores, por favor?
-Sí. Hagamos esto.
Sirius se levantó, tenía muchas ganas de beber un trago de Firewhiskey. Estar en esta casa sólo podía hacerlo sentir triste. Y extrañaba a Kazumi. Empujó a los dos Aurores fuera de su camino, no quería ser amable con nadie más que con su ahijado. Harry lo siguió y comenzó a dar detalles sobre el lugar. Antigua casa de la familia Black. Mierda sobre Voldemort. Sirius no estaba siendo tímido con respecto a este odiado lugar. Su cuerpo aún recordaba los castigos que soportó por no ser un buen heredero de sus padres. Esperó hasta estar en la sala de estar para llamar al único elfo doméstico que quedaba.
-¡Kreacher!
Harry hizo una mueca cuando apareció la criatura. Sólo por la mirada en sus ojos supo que el elfo estaba loco. Se compadeció de ella interiormente, deseando poner fin a su sufrimiento.
-El malvado maestro llamado Kreacher, sucio traidor que es…
-Silencio. Les presento a mi heredero, Harry Asami-Potter. Le obedecerás como si fuera yo. Y más, ¿lo tengo claro?
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Y bajo el sol naciente...
FanfictionCuando las cosas en Japón cambian la vida de un tal Harry Potter, ¿es para bien o para mal? En cualquier caso, está claro que el superviviente tendrá que aprender un nuevo idioma... ¡Entre otras cosas! Por supuesto, las obras originales pertenecen a...