Capítulo 10 : Capítulo 9: Una profecía en tu bolsillo.

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Cuando Harry se levantó, ya era bien entrada la tarde y se escuchaban voces en la sala. Gimió en voz baja mientras se frotaba la cara, no estaba de humor para que Sirius discutiera con Ryuichi sobre su unión. Puso una mano en su cuello y se tranquilizó al sentir que su piel se reabastecía. Quería ver la marca de apareamiento pero, sinceramente, su cuerpo le decía que no intentara levantarse. Buscó sus gafas y oyó abrirse la puerta del dormitorio. No tenía dudas de que era su marido quien había venido a verlo; debió sentirlo despertar. Sus lentes regresaron a su nariz, su visión más clara, miró a su compañero quien sostenía un frasco de pociones. Probablemente analgésicos. Harry no tenía muchas ganas de beber la bebida, pero entre no poder levantarse cuando sus necesidades naturales se hacían cargo y el mal sabor, iba a tomar lo menos peor. Hizo una leve mueca mientras se giraba hacia un lado, viendo la sonrisa de Ryuichi ampliarse.

-Pervertido.

-O simplemente feliz por nuestra noche de bodas.

-Noche, noche… vi amanecer el día.

Harry agarró fácilmente el vial y lo bebió hasta secarlo. Otra mueca y se volvió a acostar esperando que los efectos hicieran efecto. Dio unas palmaditas en el colchón a su lado y su marido accedió amablemente a sentarse. El adolescente notó que vestía ropa de trabajo, aunque le faltaba la corbata y la chaqueta.

-¿Un problema?

-Hubo uno. Pero no había nada que pudieras haber hecho al respecto.

-¿Qué pasó? ¿La gente murió?

Harry sintió la mano de su marido en su cabello como para evitar que entrara en pánico. Él aceptó de buen grado la caricia pero su compañero no tenía ningún interés en mentirle.

-Hubo una fuga masiva de Azkaban. Todos los mortífagos han desaparecido de la prisión.

Harry parpadeó, tratando de registrar la información. Y deducir las consecuencias. Por supuesto, eso significó más enemigos que derrotar, así como tediosas discusiones políticas. No tenía idea si había más Dementores en este mundo, sólo sabía que si no habían defendido la prisión, no eran buenas noticias para ellos.

-¿Qué dice Fudge?

-Que fue tu padrino quien ayudó con esto.

Harry se burló. Obviamente, todavía no era Voldemort. Se sentó porque se sentía mucho mejor.

-La estupidez de este hombre… A menos que lo haga a propósito, no lo sé a estas alturas.

Harry no vio venir el beso pero respondió de buena gana, aferrándose a su dragón. Al menos por ahora estaban a salvo en Japón. Terminó sobre los muslos de su marido y le susurró que lo llevara al baño. No estoy seguro de poder confiar en sus piernas todavía. Más tarde, finalmente se encontró en la sala de estar con los demás. Parecía una especie de consejo de guerra. Como de costumbre, Harry ignoró a Akihito y se comió su almuerzo, ¿merienda? Es difícil de decir. En cualquier caso, tanto Sirius como Remus estaban extremadamente agitados y estaban pensando en cómo exonerar al primero. Harry los miró con un poco de diversión. Por ahora, eso no era lo que más le preocupaba y esperó hasta haber comido su último bocado para decirlo.

-¿Quieres perforar la alfombra?

-Prongslet, esto no es divertido.

Y bajo el sol naciente...  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora