Capítulo 25 : Capítulo 24: Batallas en múltiples frentes

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A Severus le hubiera gustado divertirse con el creciente mal humor de su compañero pero ante la situación en la que se encontraban no pudo encontrar el coraje. Había que decir que había sido bastante maltratado antes, Godric Gryffindor le había dado tanta esperanza... El hombre no se había retractado, pero el pocionista sinceramente se preguntaba si Harry Asami-Potter eliminaría su Marca Tenebrosa si lo hacía. sabía. Si fuera consciente de que sus padres estaban muertos por su culpa. Por supuesto, no tenía que admitirlo ante el adolescente, pero nunca se sentiría en paz si sintiera que había engañado a su antiguo alumno. Para ser un Slytherin, se estaba ablandando. O más simplemente, sabía lo que se merecía, incluso si Alderion le susurraba lo contrario al oído. Se enamoró seriamente de este hombre, incapaz de lograr que renunciara a su pequeño y repugnante yo. Sí, Severus no tenía una buena opinión de sí mismo, excepto por las pociones. Entró en su amante, lo que lo devolvió a la realidad. Reconoció fácilmente el lugar donde se encontraba, el séptimo piso de la escuela, en uno de los pasillos más inofensivos.

-La Sala de los Menesteres, obviamente.

¿La Sala de los Menesteres? ¿De qué hablaba el Fundador? Godric notó su perplejidad y se rió entre dientes.

-Por lo tanto ya no se sabe. Interesante. La Sala de los Menesteres es una sala bastante especial, un momento de genio mágico para cuatro personas. Sentimos como si hubiésemos hecho papilla nuestro cerebro y nuestra magia después de su creación. Te permite obtener cualquier cosa, dentro de lo razonable de todos modos. La habitación no puede crear comida, pero puede llamar a un elfo para que la tome. En aquella época, nuestros alumnos la utilizaban principalmente para esconder objetos, creyendo que esta habitación era sólo un trastero. Nos reímos mucho de eso.

Severus leyó una inmensa tristeza en los ojos del Fundador mientras tocaba el tapiz frente a él. Al igual que él, el hombre conocía el peso de los recuerdos pero había diferencias, Godric Gryffindor no era culpable de nada. Aunque era arrogante de su parte pensar eso. Observó al anciano pasar tres veces junto a la tela y apareció una puerta. La abrió y los invitó a entrar. Inmediatamente, el reflejo de Severus fue proyectar luz ya que la habitación estaba muy oscura. La habitación parecía inmensa, llena de un desorden tan grande que nunca habrían terminado de buscar en una noche si él hubiera entrado a ciegas. Godric cerró la puerta detrás de ellos y silbó.

-Es increíble lo que la gente cree que tiene que ocultar a toda costa.

-Gracioso no es la palabra que hubiera usado.

Severus se estremeció levemente al escuchar la dulce y fría voz de Alderion nuevamente. Miró a su amante, quien debió haberlo sentido cuando se volvió hacia él. El Consejero parecía un poco fantasmal a la luz de su varita, como si quisiera venir de otro mundo. Godric derribó una pila de ropa mientras avanzaba hacia la habitación.

-¿Y ahora?

-Depende de ti decírnoslo, Severus. ¿Qué usaría Voldemort como contenedor para las almas?

Severus no tuvo que esperar mucho para encontrar la respuesta.

-Caro y simbólico. El anillo que encontraste debe haber sido el anillo de Lordship Gaunt. Y Dumbledore siempre insinuó que estaba buscando artículos que pertenecían a los Fundadores.

- Sed de gloria y poder.

Godric no pareció sorprendido. Tampoco Alderion, lo cual Severus entendía perfectamente bien. Dividieron las áreas de búsqueda y Severus comenzó a destruir cosas como uniformes, el más pequeño trozo de tela que parecía inútil, ya devastado por el paso del tiempo. La búsqueda se realizó en silencio y ante los libros que encontró, Severus tuvo un poco de dificultad para concentrarse. Obras como ésta deberían estar en buenas bibliotecas, no enterradas bajo capas de polvo y suciedad. No pudo evitar hacer montones bonitos, perdiendo un poco el propósito de su expedición. Cuanto más encontraba, más quería buscar. Reaccionó a toda la magia oscura contenida en la habitación, asombrado de no haberla sentido nunca antes en el pasillo. Un poco borracho, casi se rió entre dientes cuando encontró un libro sobre criaturas míticas.

Y bajo el sol naciente...  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora