CAPÍTULO 6: La Batalla por la Inocencia

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La atmósfera en el castillo de Dark se volvía cada vez más pesada mientras la oscuridad se cernía sobre Sarah. Con un grito de determinación, se lanzó hacia Dark, enfrentándose a él con una fuerza que ni ella sabía que poseía.

 —¡No dejaré que me roben mi luz! —gritó, golpeando a Dark con todas sus fuerzas.

 Pero la oscuridad era poderosa, y Dark la bloqueó con una risa burlona.

 —Eres valiente, pero la inocencia es un juego que no puedes ganar —respondió él, intentando atraparla en sus sombras. 

 En ese momento, Jareth irrumpió en la sala, seguido de Andy y Kahe.

 —¡Sarah! —llamó Jareth, su voz resonando como un eco entre la lucha—. ¡Confía en mí! 

 Sarah sintió que su corazón se aceleraba al escuchar su nombre. 

Aun en medio del peligro, un destello de esperanza iluminó su ser. 

Jareth, con su presencia audaz y poderosa, se acercó a ella, enfrentándose a Dark con una mirada desafiante. 

 —No estás sola, amor —dijo Jareth, su voz suave pero llena de fuerza—. Tu luz brilla más que cualquier sombra. No importa cuán oscura sea la noche, siempre serás mi estrella.Esa declaración tocó el corazón de Sarah.

 Una sonrisa se dibujó en su rostro, incluso en medio de la batalla. 

La confianza que Jareth tenía en ella le daba fuerzas. Con un grito de guerra, Sarah se levantó, y la luz que irradiaba comenzó a expulsar las sombras que la rodeaban.

 —¡Por la luz! —gritó Andy, empuñando su espada con determinación mientras atacaba a los duendes que intentaban acercarse. 

 —¡No permitiré que oscurezcan este mundo! —añadió Kahe, conjurando poderosos hechizos que iluminaban el lugar, disipando la oscuridad que Dark intentaba imponer. 

 La batalla se intensificó, con Jareth luchando codo a codo con Sarah. 

Ambos se movían en perfecta sincronía, como si estuvieran bailando en un ritmo que solo ellos podían escuchar. 

 —Recuerda, Sarah —dijo Jareth mientras derribaba a un duende—. Siempre hay esperanza. Siempre hay amor.El eco de sus palabras resonó en el aire, llenando de coraje a todos los presentes. Con un movimiento coordinado, Sarah y Jareth se enfrentaron a Dark, con la luz de su amor brillando intensamente.

 —¡No puedes tomar lo que es puro! —gritó Sarah, levantando su mano hacia Dark, quien retrocedió ante la fuerza de su luz. 

 Dark, furioso, lanzó un ataque sombrío hacia ellos, pero Jareth se interpuso, levantando una barrera mágica que reflejaba la energía negativa de vuelta. 

 —¡No más! —exclamó Jareth, con la voz llena de pasión y determinación—. Esta es nuestra tierra, nuestra luz. ¡Nunca serás parte de ella!

 La batalla se intensificó, cada golpe, cada hechizo, reflejando la lucha por la inocencia de Sarah y el amor que compartían.Con un grito de unión, todos los héroes alzaron sus manos, combinando sus poderes en un destello de luz que iluminó todo el castillo.Dark, abrumado por la fuerza combinada de la luz, retrocedió, sintiendo que su poder se desvanecía. 

 —¡No puede ser! —rugió, mientras las sombras comenzaban a desvanecerse.Y en ese momento, con un brillo final, la luz de Sarah, Jareth, Andy y Kahe se unió, expulsando por completo la oscuridad.La victoria fue suya, pero la batalla por el amor y la luz apenas comenzaba. 

Sarah miró a Jareth, quien sonreía con orgullo, y supo que siempre lucharían juntos.Andy se acercó a Kahe, su mirada fija en la de ella. 

A pesar de la intensidad de la batalla, el mundo a su alrededor parecía detenerse. Kahe, exhausta pero radiante, lo miró con ternura, mientras el brillo suave de la victoria iluminaba sus rostros.Andy tomó sus manos con delicadeza, tirando suavemente de ella hacia su pecho. Sus labios temblaban ligeramente, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que sentía en ese momento. Al acariciar suavemente su rostro, Andy le susurró: 

 —Kahe, en medio de todo este caos... tú eres mi calma. Cada vez que te miro, siento que el mundo entero se desvanece, y solo existimos tú y yo. Eres mi razón, mi fuerza... y te amo más de lo que las palabras podrían decir. 

 Kahe, conmovida, sonrió antes de que Andy la tomara en sus brazos y la besara profundamente. El beso fue tierno y apasionado, cargado de emociones que solo ellos comprendían. La batalla ya no importaba, solo el momento que compartían, sellando su amor en medio de la victoria.

La Sombra del Laberinto: La Historia del Cristal Negro EncantadoWhere stories live. Discover now