CAPÍTULO 5

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Nos acercamos a la mesa dónde se encuentra la familia de Diego para saludarlos. No han cambiado, solo están más viejos.

Esta es una gran oportunidad para Diego de acercarse a mí pero paro inmediatamente su movimiento extendiendo el brazo que observa con una ceja alzada.

—Bueno después de tu desaparición Ada se preocupó y no creerás que te perdonara tan fácilmente— justifica su propia madre— ¿no es asín Armida?— pregunta esperando la afirmación de mamá

Y la obtiene inmediatamente.

—Claro— coge mi mano en un suave y delicado toque mientras la acerca a sus asquerosos labios y deja un beso en ella.

Aparto mi mano después de ese asqueroso beso esforzándome por no hacer una mueca de asco.

Odio que me toquen.

Nuestros padres hablan de negocios como siempre, mientras las mujeres discuten con más discreción, porque las mujeres no tienen que hablar y si lo hacen deben de ser cuidadosas, delicadas, discretas y deben susurrar.

Porque las mujeres solo son una muñeca que satisface sus necesidad y usan cuando les de la gana.
Porque las mujeres no saben nada.
Porque las mujeres son frágiles.
Porque las mujeres son estúpidas.
Porque las mujeres solo deben obedecer el hombre.
Según ellos, pero les demostraré algún día que se equivocan.

Porque las mujeres somos inteligentes.
Porque las mujeres somos fuertes.
Porque a las mujeres se les respetan.
Porque una mujer puede ser tu perdición si ella lo quisiera.
Porque las mujeres también podemos llegar a ser peligrosas.
Porque somos mujeres que han luchado por la igualdad y libertad, una libertad que nos han robado y se niegan rotundamente a devolvernos.
Porque no somos objetos que pueden utilizar como se les dé la gana.

—Ada— el susurro en mi oído de Diego me devuelve a la realidad, parece que lleva un par de veces llamándome

—¿Qué quieres Diego? ¿Qué quieres?— pregunto fastidiada

—A ti— vuelve a susurrar calentando mi oído derecho con su aliento mientras sus dedos recorren mi columna vertebral desnuda

—Quita tus manos o te las corto— amenazo apartándome de él

—Me encanta cuando te pones agresiva, me encanta cuando me miras así, todo de ti me encanta..porque no eres como las demás— interrumpo su inútil discurso con una sonrisa

—Claro que no soy como las demás— me alejo de la mesa con la copa entre los dedos caminando con elegancia mientras sigue mis pasos— porque Ada te va a cortar la lengua algún día— me detengo y acerco mi rostro al suyo mientras mira mis labios— porque yo no soy como las otras que te la comen, yo te la voy a cortar— lentamente miro su boca, luego su ojo derecho antes del izquierdo y alejarme de él justo antes de que pudiera unir sus asquerosos labios a los míos

—No juegues conmigo pequeña, puedes arrepentirte

Llevo mi mano dramáticamente a mi boca para así taparla.

—Que miedo me das Diego— aparto mi mano con una mirada más seria— vete de dónde volviste, estabas tan bien desaparecido querido prometido—dejo la copa entre sus dedos largos y me alejo para así dirigirme al baño donde encuentro dos mujeres retocándose el maquillaje

Los recuerdos de la gala donde dos mujeres murieron provocan una mueca de mi parte qué no logro descifrar mientras con mucha discreción miro las expresiones de las dos mujeres, me gusta mucho adivinar lo que sus expresiones podrían reflejar.

Descifrar expresiones y entender el lenguaje no verbal es todo un talento. Algunas personas tienen una habilidad innata para captar las sutilezas de las expresiones faciales, gestos y posturas corporales. Es como leer entre líneas y entender lo que realmente está pasando en la mente y el corazón de alguien.

STARS DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora