CAPÍTULO 23

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Muevo mi dedo índice como de costumbre mirando el ordenador que me ofrece las vistas de esa habitación gracias a las cámaras que yo mismo instalé

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Muevo mi dedo índice como de costumbre mirando el ordenador que me ofrece las vistas de esa habitación gracias a las cámaras que yo mismo instalé.

Alguien entra al mismo tiempo a mi despacho sin tocar, muevo mi dedo índice con más lentitud intentando controlar mi crisis que acabaría con su vida y con la de todos.

-¿Que?- pregunto a mis dos hermanos

Haces una semana que Jack vino con su mujer Luciana y su hijo Cristian que se parece demasiado a él como si su mujer no hubiera participado en el sexo. Debe de ser fastidioso arriesgar su vida por un crio que ni siquiera se parecerá a ti. Al igual que yo y Matteo, Jack es alto y robusto con los ojos azules pero mucho más oscuros que los míos. Su barba negra como su cabello están perfectamente arreglados como el traje de dos pieza que lleva, azul como sus ojos.

-Hermano- saluda con su voz grave y neutra

Los dos toman asiento delante de mi escritorio fumando.

-Apagar los cigarros- ordeno mientras fumo el mío

Alzan las cejas sin obedecer mirándome confundidos.

Suspiro perdiendo la paciencia pero mantengo la calma, debo de hacerlo.

-Tres cigarros en un puto despacho con todas las puertas cerradas me perturban, apagarlos- vuelvo a ordenar con más autoridad

Y por fin lo hacen, a regañadientes pero obedecen.
En realidad no me molesta pero me gusta que me obedezcan así que a la mínima ocasión doy órdenes.

Nunca tuve una relación de hermanos con ellos, cuando era más pequeño me llevaba bien con Matteo porque nos parecíamos mucho mentalmente. Tan despiadados y traviesos desde pequeños mientras que Jack era más calculador y tranquilo. Al ser transferido a un manicomio y después a una isla no tuve tiempo de establecer una verdadera relación con mis hermanos pero no han cambiado mucho mentalmente.

Jack sigue siendo el hombre frio, tranquilo pero calculador y competitivo de siempre que no le interesan los negocios sucios por su maldita consciencia que heredó de mamá. Mientras que Matteo sigue siendo el chico impulsivo pero astuto que sabe manejar las armas con mucha fluidez, peligroso para los desconocidos.

En cambio yo, me he vuelto más loco y despiadado que antes. Calculador, competitivo, peligroso, manipulador...

Todas las mierdas que no debería de poseer un humano si no que un diablo, la pantera asesina.
Debo de admitir que extraño mi mercancía y apodo.

Mi mercancía era buena, aunque nada ha cambiado. Sigo follando a tres mujeres a la vez y matándolas o de cansancio o con mis propias manos sintiendo mi erección crecer cada vez que lo hago. Perfectamente sexy.

-¿Alors?- pregunta Jack manteniendo su expresión neutra (¿Entonces?)

Pudo haber sido bueno en el mundo del crimen si su consciencia de mierda no estuviera presente. Pero muchas cosas le faltan para ser un capo. Como los entrenamientos, la formación militar, manejar armas con fluidez, ser torturado etc

STARS DARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora