Salgo de mi habitación con una ira incontrolable, no se porqué estoy tan enfadado sabiendo qué el ataque ha salido tal y como lo planeamos. Respiro el olor a sangre de Ada llevando el pañuelo blanco a mi nariz. Cierro los ojos para imaginarla delante mía desangrándose mientras la follo brutalmente.Guardo el pañuelo cuando paso al lado del escritorio del animal que se hace llamar mi padre y me detengo al ver la puerta abierta y escuchar una conversación que me concierne totalmente.
-¡El no debió de salir que aquel lugar!-grita Isabella desesperada- no ahora, no sin tomar sus medicamentos- murmura
-Ya salió y es muy tarde- el hombre alto se acerca a su esposa, en un intento de calmarla- todo estará bien
-¡Es peligroso! ¡Ha organizado decenas de ataques en apenas un mes!- vuelve a gritar la pelinegra
-¡Pero es nuestro hijo Isabella!- exclamó el pelinegro perdiendo la poca paciencia que le quedaba
-Mi amor, mi vida, mi cielo...- acerca sus manos a su rostro llena de desesperación- lo quiero más que a nada en este mundo pero es un peligro hasta para nosotros, tiene que seguir con sus tratamientos-intenta explicar a su marido- por favor Luca no lo hagas- súplica por milésima vez con las lágrimas que caen por sus mejillas al igual que el agua cae en las cascadas, mojando todo a su paso
-Exactamente, por eso ha salido, el maneja todo tan cruelmente como hasta nosotros no lograríamos y los manipula como quiere porque él es el hijo de Luca Diavolo, mi hijo será la perdición de los que cruzarán su camino- responde con orgullo
-Está guerra debe de parar, mira cuantas mafias se han entrometido y no dudarán en mataros, no quiero que os pase algo...¡esto debe de parar dios mío! ¡Mira cuántas muertes ha causado vuestra maldita guerra!
Esta vez Luca pierde su sangre fría y se acerca peligrosamente a mamá.
-Escúchame muy bien Isabella, sabes el daño que nos han causado y no descansaré hasta matarlos a todos- murmura apunto de estallar
-Hay una solución- susurra dudosa
Entonces esta vez soy yo quién pierde totalmente mi sangre fría, entro derrumbando la puerta con fuerza y me acerco a ella sin control de mis emociones, raramente he podido controlarlos en este tipo de situaciones.
-Te escuchamos Isabelle, pareces tan segura de ti misma que me dan ganas de córtate la lengua- saco mi cuchillo pero la mano de Luca se opone entre el objeto y el cuello de su mujer
-Es tu madre Casey, no pases los limites- amenaza, pero toda mi atención está en la mujer que tiembla
-Te había dicho que tenía que seguir con sus tratamientos- susurra acercándose a su marido y se esconde detrás suya
-Hare lo que me dé la gana, podeis meteros los medicamentos por el culo
-¡Casey Diavolo ya basta!- grita Luca, sus venas más infladas que habitualmente