El Sr. Williams nos dio ésta dirección, para continuar con nuestro trabajo. – Dijo James.
- Si, ya me explicó todo.- Dijo sentándose en el sofá. – Siéntense por favor. – Dijo apuntando unos sillones. – Mi nombre es Anahi Hernandez. Como los Bautista viven en la cuidad donde están más propensos a sus enemigos decidieron venir a vivir a su casa de fin de semana, que es aquí a 3 cuadras.
Mi consejo es que se queden aquí hasta que terminen su misión. Además la escuela donde va Mario queda cerca de aquí. No tendrán que ir y volver. – explicó.
- Está bien, estamos de acuerdo. – dijimos al mismo tiempo. – Pero, no tenemos nuestra ropa.
- No te preocupes, yo ya me encargué de eso. – dijo sonriendo. – les compré ropa nueva.
- No era necesario. – Dije fría.
- Si lo era. – Dijo ella seria. – Mírate como te vistes... - Dijo examinándome. – Disculpa pero pareces una vieja de 50 años...
- QUE? – Dije molesta.
- _____ Cálmate. – dijo james tomando mi mano.
- Se esta ganando una paliza James...- Susurré.
- Bueno, pueden ir a ver sus habitaciones. – Dijo levantándose del sofá.Nos indicó cuales eran las habitaciones para cada uno.
Entré lentamente, la habitación era de color rosado pastel y los muebles eran blancos. Había una cama Matrimonial con sabanas blancas y frazadas del mismo color que la pared, sobre ella 2 almohadones de terciopelo fucsias. Enfrente de ella había un gran espejo con tocador. Un placard lleno de vestidos y ropa de última moda. Y Un hermoso balcón con vista al vecindario.
Era demasiado para mi gusto. Estaba acostumbrada a usar siempre la misma ropa, la misma habitación gris y obscura, la misma cama antigua de hierro. No éramos pobres, solo que nunca me gusto comprar cosas o salir al Shopping, Vivía bien con lo que tenía... Era lo indispensable.
Mientras veía el placard con ropa vi un lindo vestido. Lo saqué y lo examiné, era lindo... me recordaba a mamá. Ella usaba siempre vestidos, día, noche, tarde... Pero usaba vestidos.
- Te gusta? – Preguntó desde la puerta.
- Por qué te molestas en hacer esto? – dije refiriéndome a la habitación.
- Es lo que a una chica normal le gusta, no es así? – Dijo obviamente.
- Yo no soy una chica común y corriente a la que le gustan los ponis, el maquillaje , los vestidos...
- Por que eres tan fría? – Dijo entrando.
- Tengo mis motivos. – Dije seria. – Pero tendré que conformarme con esto.
- Te parece poco? – Dijo levantando una ceja.
- No Anahi. Me parece demasiado... - Dije saliendo en busca de James.James estaba en su habitación. Entré era realmente linda... a demás de la cama y el placard tenia un control digital para monitorear todo. Había muchas cosas tecnológicas. Una enorme pantalla plana se encontraba en frente de la cama.
- Hola – Me dijo sonriendo. – No te vi entrar... Que tal tu habitación? – preguntó.
- Esta del asco... - Dije con una mueca.
- Vamos ____ no seas tan amarga. Seguro Anahi la decoró bien bonita. – dijo Riendo.
- No, la decoró como se le dio la reverenda gana. – dije molesta.
- No seas amargada. – Dijo serio. – Ella está siendo muy dulce con nosotros... - Dijo conectando un par de cables a al computadora.
- "Ella esta siendo muy dulce con nosotros..." – Imité su voz. – Me dijo vieja. – dije cruzándome de brazos.
- Y no se equivoca... - Dijo riendo.
- JAMES! – Exclamé enojada.
- Es una broma _____. – Dijo abrasándome.
- Suéltame... me asfixias!! – Dije entre sus brazos.Lo ayudé a terminar de instalar el sistema de monitoreo. Luego salimos a instalar un par de cámaras por el vecindario y por fuera de la casa.
Cuando volvimos Anahi estaba sirviendo la mesa.
- Siéntese chicos, el almuerzo ya esta listo. – Dijo poniendo un par de platos en la mesa.
James y yo nos miramos con los ojos bien abiertos. Nunca comíamos en casa, y si lo hacíamos comíamos sándwiches de jamón. Nuestro trabajo no nos daba mucho tiempo.
Nos sentamos en silencio. Anahi había cocinado Carne con una especie de salsa de hierbas y papas.
- Esta delicioso. – Dijo James.
- Gracias. - dijo sonrojada.
- No tengo hambre. – Dije alejando el plato de mi.
- Pero solo has probado 2 bocados. – Dijo Anahi.
- Con permiso. – Dije levantándome de la mesa.Subí las escaleras. Esto me estaba haciendo mal. No era que estaba feo, en realidad estaba riquísimo, sino que esto me estaba recordando a mamá. Anahi era como mi mamá reencarnada.
Salí hasta el balcón y mire el vecindario, niños jugando, riendo, divirtiéndose... un pequeña lagrima se deslizó por mi mejilla, la cual limpié bruscamente.- James me contó lo que les pasó. – Dijo Anahi a mi lado.
- Todo? – pregunté.
- No, pero ahora se por lo menos porque eres tan fría...
- Escucha, lo siento... Se que te trato mal pero... - me interrumpió.
- Extrañas a tu madre? – preguntó repentinamente.
- Demasiado. – Dije sollozando.
- Se como te sientes. – Me abrasó.Me quedé inmóvil 2 segundos. Luego me aferré a ella llorando.
- Llego en mal momento? – Preguntó James desde la puerta.