Destinados . 😇😈

Aclaratoria . 😌

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No lo podía creer había encontrado a su destinado, lo único que lo tenía mal era el hecho que el chico tuviera una mala imagen de su persona. Era verdad que estaba casado pero no amaba a Dorothea y estar con ella le producía asco.

—¿A dónde fuiste? Que te ves feliz —la voz de su esposa se escuchó.

—Al pueblo un rato —respondió sin verla directamente.

—Mañana debemos visitar a los vecinos de la hacienda de café.

—Dorothea, sabes que odio las visitas sociales...

—Lo sé, pero igual debes venir, porque ellos nos pueden ayudar a sacar a flote está porquería de hacienda.

—No necesito ayuda de nadie, sé cómo hacerlo.

—¡En serio! —dijo con sarcasmo—. Yo no veo que estás haciendo algo productivo.

—Porque eso es trabajo de hombre —tomó su almohada para salir del cuarto.

—¿Adonde vas a dormir?

—Lejos de ti, estoy cansado y quiero dormir.

Sin más cerro la puerta para ir a la habitación de visitas. Se quitó la ropa para acomodarse en el colchón. Solo con colocar la cabeza en la almohada recordó los suaves labios de Magnus. No era un secreto que había besado otros labios pero no como esos; se ajustaban a los suyos y sabían a gloria. Magnus era espectacular aunque no lo conocía solo con ese breve instante que estuvo junto a él podía reconocer que podría ser feliz a su lado. Sus ojos se cerraron con la imagen de su destinado.

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✨ Al día siguiente

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Magnus había despertado muy temprano se encontraba en el jardín acomodando el rosal cuando escucho unos pequeños pasos detrás de él.

—Siervo Magnus, ¿cómo amaneces? —la seca voz de Ragnor lo asustó.

—Bien siervo, ¿y usted?

—Bien también, solo quería saber si te sentías bien o si necesitas algo.

—Gracias, estoy bien. Ya Rafael y yo preparamos el desayuno.

—Les quedó muy rico, como siempre —intentó ser amable— ¿Alguna vez has ido a Ciudad Cristal?

—¡A Ciudad Cristal!

—Sí, está muy alejado de aquí.

—Nunca he ido, pero en una ocasión lo estudie en el colegio —sonrió—. Dicen, que es un bosque alejado de la civilización.

—Sí, es muy hermoso.

—¿Tú has ido allá?

—Crecí en Ciudad Cristal y me gustaría que los cinco vayamos para ese lugar.

—¿Qué haremos si el señor Lightwood se niega a ir con nosotros?

—Iremos los cuatro; al menos que tú desees quedarte en otro instituto.