¡Max! . 🤔

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La tarde había pasado entre los brazos de Magnus era sorprendente lo bien que se sentía a su lado, no podía compararlo con ninguna de sus parejas o amantes, el chico lo hacía sentir especial y acompañado. Con un poco de pesar se levantó de la cama y buscó los bolsos que se llevarían al día siguiente. Con toda la tranquilidad que tenía se las llevo hasta la puerta de escape. Por previsión probó que la cerradura estuviera abierta y así fue, no se podía explicar como esa puerta no estaba bloqueada o sellada, era antigua. Quizás nadie conocía sobre ese pasillo que estaba escondido en el sótano del Instituto.

Se dio el tiempo de salir un momento y poder respirar aire puro, sus pulmones se llenaban de energía, detrás de unas rocas vio un rosal hermoso que estaban en pleno desarrollo. Se emocionó, corto dos rosas para llevarlas con él.

Regresó al Instituto con su amado. Caminó por el pasillo tarareando un vals que de niños había escuchado. La luz de las velas le indicaban que Magnus seguía en su habitación. Con una sonrisa entro para conseguirlo sentado en la ventana.

Despertaste —se anunció al entrar.

Desperté solo en la cama —no se volteó.

Fui a esconder los bolsos...

—¿No podías esperar a que me despertará? —en su rostro se notaba la molestia.

Magnus, solo fui...

—Ya no me importa —se levantó para salir de la habitación.

—¿Magnus, por qué estás molesto?

—¿De verdad lo preguntas? —Alec lo miro sin poder comprender lo que le preguntaba.

Solo te deje descansar.

—¿Que diferencia había que lo hicieras en este momento o más temprano?

—Ninguna, daba igual cuando lo hiciera.

—¿Entonces, por qué no te quedaste?

—Ya te dije fui a esconder...

—¿Siempre lo haces?

—¿Hacer qué?

—¿Irte cuando terminas?

—¿A dónde quieres llegar Magnus? —ya Alec empezaba a comprender.

Ya no importa, adiós.

—Magnus Bane, detente ahora —su voz fue dominante— ¿Dime en este momento por qué estás molesto?

—Me desperté y no te conseguí a mi lado.

—¿Cuál es el problema?

—Que no soy una de las cualquiera con las que te revuelcas —termino gritando.

Los ojos de Alec se abrieron con sorpresa.

Magnus.

El moreno solo se volteó y salió de la habitación sin ningún rumbo fijo.
Solo supo que terminó sentado llorando en las escaleras de caracol que llevaba al segundo piso.

Magnus, lo siento —Alec se quedó a una distancia prudencial—. No sabía que te incomodaba.

—Discúlpame a mí, no tuve que haber reaccionado así —en su voz todavía quedaba cierta incomodidad.

Destinados . 😇😈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora