Dolor . 😭

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Los días pasaban sin muchas noticias Alec y Jace viéndose luego de sus respectivas obligaciones.

En esa tarde en específico Alec daba sus últimos empujes cuando un fuerte dolor en sus brazos lo envolvió. Su respiración había cambiado de placer a dolor, sus antebrazo se estaban tornando rojo de la nada.

¡Alec, te sientes bien!

No, bájate me falta el oxígeno.

Jace buscó entre sus cosas y le dio un poco de agua, aunque la tomó no se sentía mejor, era todo lo contrario.

—¡Estas muy pálido!

Jace con desesperación lo revisaba intentando encontrar eso que lo aquejaba. Un nuevo dolor más profundo en su pecho comenzó a crecer la sensación era terrible una llamarada lo destrozaba por dentro, ya sus lágrimas caían por su rostro.

Tendido en el piso viendo al cielo sin poderse mover cerró sus ojos para empezar a ver diferentes personas. Al hacer un esfuerzo recordó que eran con quienes había tenido relaciones sexuales, con solo eso sus brazos, el pecho y el vientre ardían en una llama invisible.

Mi ángel, perdón por mis pecados —se escuchó entre gemidos de dolor.

Cariño, ¿qué sucede? —Jace estaba desesperado.

Las imágenes de sus encuentros eran cada vez más nítidas y con ellas más dolorosas.

Magnus, perdón —un gran orgasmo hizo que perdiera los sentidos.

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🤕 Al día siguiente

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Sintió una gran incomodidad en su cuerpo, sus brazos todavía dolían al igual que el pecho y su vientre. Con cuidado abrió los ojos para reconocer el techo de su habitación, con cautela reviso el lugar para encontrar un vendaje en sus brazos. Movió su cobija y removió su pijama para encontrar su pecho envuelto en telas también. La puerta se abrió dejando ver a Dorothea.

Al fin despiertas —gritó ha sabiendas de lo que se podía sentir.

Has silencio...

—Nada de eso, levántate tenemos que salir.

—No ves que no me puedo mover.

—Es verdad, ¿qué te ocurrió? —le tiró los pantalones a colocarse— Jace te trajo ayer bañando en sangre dijo que te caíste del caballo.

—No recuerdo bien...

—Él parecía una esposa preocupada —se carcajeó—. Tuve que sacarlo para que te atendieran.

—¿Dónde está?

—¿Para qué? —lo tomó por el brazo herido y se montó en su vientre.

Dorothea, me duele...

—Así le dices —brinco varias veces.

—¿De qué demonios hablas?

—Jace se veía muy preocupado... eres una rata —golpeó su pecho—. Te cojes a tu mejor amigo.

—¡¡¡Estas locas!!!

Destinados . 😇😈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora