capitulo 6.

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Después de la incómoda comida, Karime decidió despejar su mente en el gimnasio. Sentía que el ambiente en la casa se estaba volviendo cada vez más tenso, especialmente con Gala. El juego de los celos con Briggite había resultado ser más intenso de lo que esperaba, y ahora no sabía exactamente qué sentir respecto a Gala.

Mientras comenzaba su rutina, haciendo ejercicios para liberar algo de la frustración acumulada, no pasó mucho tiempo antes de que Gala también llegara al gimnasio. El ambiente entre ellas era palpable, como si una confrontación fuera inevitable.

Gala se acercó, su rostro serio, y se paró frente a Karime mientras ella terminaba una serie de pesas.

—Has estado muy cerca de Briggite últimamente —dijo Gala, casi en un tono de reproche. Había una mezcla de celos y frustración en su voz que no podía ocultar.

Karime la miró, sorprendida por el comentario pero rápidamente recobrando su calma.

—¿Y? —respondió, mientras se quitaba los guantes de entrenamiento—. No veo por qué eso debería ser tu problema.

Gala apretó la mandíbula, claramente molesta por la respuesta evasiva de Karime.

—Me importa porque... —comenzó a decir, pero no terminó la frase. Había algo que no podía o no quería admitir del todo.

Karime, notando la vacilación de Gala, decidió dar el golpe final.

—Mira, Gala, tú misma me dijiste que no me metiera en tus asuntos cuando Agustín te trató mal. Así que, ahora te lo digo yo: no te metas en esto, es asunto mío —respondió con firmeza, dándole una respuesta cortante que reflejaba la misma indiferencia que Gala le había mostrado antes.

Sin darle tiempo a Gala para responder, Karime agarró su toalla y salió del gimnasio sin mirar atrás. Estaba cansada de los juegos y de las emociones contradictorias que Gala le hacía sentir. Sabía que algo estaba cambiando, pero no estaba dispuesta a permitir que Gala jugara con sus sentimientos de esa manera.

Gala se quedó allí, sola en el gimnasio, viendo cómo Karime se alejaba. Sus manos se apretaron en puños, mientras su frustración aumentaba. Sabía que había algo entre ellas, pero no lograba entender por qué le costaba tanto expresarlo sin caer en su mal carácter o en el orgullo.

Los juegos de la casa llegaron con un giro inesperado: las actividades serían en parejas, y para sorpresa de muchos, Karime y Gala fueron asignadas juntas. Cuando la jefa anunció la decisión, la sala se llenó de murmullos y miradas cómplices entre los demás concursantes. La tensión entre Karime y Gala era evidente para todos, pero nadie esperaba que tuvieran que competir juntas.

Agustín, que estaba sentado junto a Gala, frunció el ceño al escuchar la noticia. Se levantó rápidamente y, dirigiéndose hacia la jefa, no pudo ocultar su malestar.

—Perdón, pero... ¿no hay forma de cambiar las parejas? Karime y Gala no pueden estar juntas —dijo Agustín, con un tono entre molesto y preocupado. Era evidente que no quería que esas dos compartieran más tiempo del necesario, especialmente después de los celos que había empezado a sentir por la cercanía entre ellas.

La jefa lo miró con una mezcla de sorpresa e impaciencia. No solía tolerar que los concursantes cuestionaran sus decisiones, y mucho menos en una situación tan trivial como los juegos de la casa.

—No, Agustín —respondió la jefa, tajante—. Las parejas son definitivas, y ustedes deberán competir tal como fueron asignados. ¿Algún problema con eso?

El tono autoritario de la jefa dejó claro que no había espacio para más protestas. Agustín, contrariado, regresó a su lugar sin decir una palabra más, mientras el resto de los concursantes intercambiaban miradas.

Karime, que había estado observando toda la situación en silencio, no pudo evitar una ligera sonrisa de satisfacción al ver la reacción de la jefa. No era que estuviera particularmente emocionada de estar con Gala, pero ver a Agustín descolocado le dio una especie de satisfacción.

—Bueno, al menos será interesante —murmuró Karime mientras miraba a Gala, quien evitaba su mirada, pero se notaba incómoda con toda la situación.

Los juegos empezarían pronto, y tanto Gala como Karime sabían que tendrían que dejar de lado sus diferencias si querían ganar. El desafío no solo sería físico, sino también emocional. Estar tan cerca la una de la otra, después de tantos malentendidos y tensiones, prometía ser una experiencia complicada.

—¿Lista para esto? —preguntó Karime con tono de desafío, mientras ajustaba sus guantes para la competencia.

—Espero que lo estés tú —respondió Gala, intentando mantener su tono neutral, aunque por dentro sus emociones estaban a punto de estallar.

Ambas se miraron fijamente, sabiendo que los juegos no solo serían una prueba física, sino también una prueba para su relación, si es que quedaba algo de ella.

Los juegos habían sido intensos y agotadores, pero lo que realmente desgastaba era la tensión constante entre Karime y Gala. A pesar de que lograron completar las pruebas, lo hicieron con poca comunicación, y cada interacción estaba cargada de malestar. Cada vez que una intentaba tomar el liderazgo, la otra se resistía, lo que las llevó a perder varias rondas.

Finalmente, cuando terminó la competencia, ambas estaban visiblemente frustradas. Los demás concursantes observaban con curiosidad mientras Karime y Gala caminaban en silencio de regreso al salón. El ambiente era denso, y todos podían sentir que algo estaba a punto de explotar.

Al llegar, Karime fue la primera en hablar, claramente molesta.

—Sabía que sería un desastre competir contigo —dijo, con los brazos cruzados, sin mirar a Gala directamente—. No sé cómo esperabas que esto funcionara cuando ni siquiera puedes dejar de ser tan... controladora.

Gala, que había estado conteniendo su frustración durante todo el juego, finalmente estalló.

—¿Perdón? —respondió con incredulidad—. ¡Tú fuiste la que no quiso cooperar en ningún momento! Cada vez que intentaba decirte algo, me ignorabas o hacías lo contrario.

Karime bufó, cansada de la conversación.

—Claro, siempre es mi culpa, ¿verdad? Eres tan incapaz de ver más allá de lo que tú quieres. Siempre tiene que ser a tu manera.

—No es que tenga que ser a mi manera, es que no escuchas a nadie. ¡Te crees la dueña de la razón todo el tiempo! —replicó Gala, dando un paso más cerca de Karime, su voz subiendo de tono.

La tensión en el cuarto era palpable, y los otros concursantes, aunque fingían no prestar atención, no podían evitar mirarlas de reojo.

Karime, que odiaba que la confrontaran de esa manera, se giró rápidamente para encarar a Gala.

—¿Sabes qué, Gala? Estoy cansada de este juego. Si tanto te molesta estar cerca de mí, haznos a todos un favor y mantén tu distancia —dijo, con voz fría.

Gala sintió que la ira la consumía. Nunca había sido buena manejando sus emociones, y mucho menos cuando se trataba de Karime. Lo que sentía por ella estaba mezclado con resentimiento, atracción y confusión, lo que hacía todo mucho más difícil.

—No tienes que decirme dos veces —respondió Gala, dando un paso atrás y apretando los puños—. Créeme, después de hoy, no tendrás que preocuparte por mí.

Karime, dolida pero tratando de mantener la compostura, solo asintió. Sin decir más, salió del cuarto, dejando a Gala sola con su rabia.

Los demás seguían observando, sin atreverse a intervenir. Briggite, que había visto todo desde una esquina, suspiró, sabiendo que aquella pelea había sido más profunda de lo que parecía.

Era claro que las cosas entre Gala y Karime no se resolverían tan fácilmente, y aunque ambas intentaban alejarse la una de la otra, el conflicto parecía ser más grande de lo que cualquiera de ellas admitía.

Rivalidad y amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora