capitulo 2.

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Karime se dejó caer en la cama, frustrada. Miró a Briggite, que estaba sentada al borde, sonriendo con complicidad.

—¿Ves? Me trata bien y luego mal. Así no puedo convivir con ella —dijo Karime, cruzando los brazos con desánimo.

Briggite asintió, comprendiendo la situación.

—Tal vez lo mejor sea que la ignores. Si no le das atención, tal vez se aburra —sugirió, intentando ofrecer una solución.

Karime suspiró, consciente de que Briggite tenía razón, pero no podía evitar sentir una mezcla de emociones. Se acercó y abrazó a Briggite, buscando consuelo en su amistad.

Ambas se acomodaron en la cama, abrazadas. Karime cerró los ojos, sintiendo la calidez del abrazo, pero la tensión de la situación con Gala seguía latente en su mente. No podían dormir; las palabras y los sentimientos giraban en su cabeza.

En ese momento, la puerta se abrió de golpe y Gala entró al cuarto. Su presencia era casi eléctrica; Karime sintió una mezcla de sorpresa y incomodidad. Gala se detuvo al verlas juntas, la expresión de su rostro cambiando rápidamente entre confusión y algo más difícil de leer.

—¿Qué hacen? —preguntó Gala, con un tono que intentaba sonar despreocupado pero que delataba su curiosidad.

Karime se enderezó, soltando a Briggite con un leve rubor en sus mejillas.

—Solo estábamos... charlando —respondió, tratando de mantener la calma.

Gala alzó una ceja, y aunque la irritación todavía la rondaba, había algo más en su mirada. Un destello de inseguridad.

—Bueno, me alegra ver que te diviertes —dijo Gala, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, antes de girarse y salir del cuarto, dejando una atmósfera tensa en su lugar.

Karime se sintió aliviada, pero al mismo tiempo, frustrada por la conexión que parecía haberse perdido. Se volvió hacia Briggite, quien la miraba con curiosidad.

—No entiendo por qué sigue así —susurró Karime, sintiendo que su corazón latía más rápido al recordar la mirada de Gala.

Briggite sonrió, entendiendo que la situación estaba lejos de resolverse, pero sabía que Karime estaba dispuesta a enfrentarlo. La noche prometía más sorpresas.

La noche continuó en un silencio tenso. Karime no podía dejar de pensar en la expresión de Gala al entrar al cuarto. Briggite la observaba, dándose cuenta de que su amiga estaba perdida en sus pensamientos.

—¿Estás bien? —preguntó Briggite con preocupación.

Karime asintió, aunque en su interior la confusión reinaba. Decidió que no podía dejar que esto la afectara tanto. Con un suspiro, se levantó de la cama.

—Voy a buscar algo de beber. ¿Quieres algo? —preguntó, tratando de distraerse.

Briggite sonrió, aliviada de que Karime intentara despejar su mente. —Solo agua, gracias.

Karime salió del cuarto y se dirigió a la cocina. Al entrar, encontró a Gala de espaldas, mirando por la ventana. La luna iluminaba su figura, y por un momento, Karime se detuvo a contemplarla. Algo en su corazón se movió.

—¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Gala, girándose de repente, como si hubiera sentido la presencia de Karime.

—Vine a buscar algo de beber —respondió Karime, tratando de sonar indiferente.

Gala arqueó una ceja, y por un instante, la tensión entre ellas se sintió palpable. Karime notó que Gala había dejado de lado su actitud despectiva, pero aún había un aire de incomodidad.

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