Gala bajó la mirada, sintiendo el peso de las palabras de Briggite. No podía negar que todo se había salido de control, y Karime estaba pagando el precio.
—No quiero lastimarla —susurró Gala, como si se hablara a sí misma, pero Briggite la escuchó.
—Entonces déjala, Gala. No sigas jugando a dos bandas. Karime está rota por dentro, y no es justo para nadie, ni para Agustín, ni para ella... ni para ti.
Gala levantó la cabeza, con los ojos llenos de confusión y rabia contenida.
—No estoy jugando, Briggite. Yo... no sé qué hacer.
Briggite la miró, más suave ahora, suspirando.
—Piensa en lo que realmente quieres. Y cuando lo tengas claro, haz lo correcto.
En ese momento, la puerta del confesionario se abrió, y Karime salió con los ojos hinchados por las lágrimas. Apenas miró a Gala y a Briggite antes de dirigirse a la sala. Gala la siguió con la mirada, sintiendo un nudo en el estómago.
—Haz lo correcto, Gala —repitió Briggite antes de salir tras Karime.
Gala se quedó sola en la cocina, atormentada por lo que acababa de escuchar, sabiendo que tarde o temprano tendría que tomar una decisión.
—Karime... —dijo Gala mientras salía al jardín, su voz algo temblorosa. Karime la miró por un segundo, pero enseguida apartó la vista, evidentemente dolida. Briggite se levantó y se apartó un poco, dándole espacio a ambas, aunque se quedó lo suficientemente cerca para escuchar.
—No quiero hablar contigo, Gala —respondió Karime, su voz firme aunque se notaba el dolor detrás de cada palabra.
—Por favor, escúchame —insistió Gala, dando un par de pasos más hacia ella—. No es lo que tú piensas, lo de Agustín y yo... terminó.
Karime soltó una risa amarga.
—¿De verdad? Porque parece que no terminó allá arriba, cuando lo estabas besando. La jefa me lo mostró todo, Gala. Lo vi con mis propios ojos.
Gala se quedó en silencio, notando que las palabras de Karime eran como dagas atravesando su pecho. No sabía qué decir para justificar lo que había pasado.
—Te dije que no quería lastimarme más, y justo eso hiciste. —Karime levantó la mirada hacia Gala, esta vez con lágrimas en los ojos—. Tú dijiste que Agustín no importaba, pero sigue siendo lo mismo de siempre.
Briggite observaba la escena, preocupada, mientras Gala intentaba acercarse un poco más.
—Karime, por favor... —comenzó Gala, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. No quiero perderte, no me importa Agustín, solo me importas tú...
—Ya basta, Gala —interrumpió Karime, levantándose de su asiento—. Solo déjame en paz por un rato. Necesito pensar.
Gala se quedó parada, sintiendo cómo el mundo se le derrumbaba. Karime dio un paso hacia la puerta que conectaba con la casa y se detuvo un momento, sin voltear.
—Te lo dije antes, Gala. No quiero seguir lastimándome. Haz lo que tengas que hacer con Agustín, pero ya no conmigo.
Y sin decir nada más, Karime entró a la casa, dejando a Gala sola en el jardín, con una mezcla de arrepentimiento y tristeza profunda.
Gala se quedó en el jardín, mirando la puerta por donde Karime acababa de irse. Su corazón latía rápido, y la sensación de perderla por completo le causaba un nudo en el estómago. Briggite, que había observado todo desde cerca, se acercó a ella lentamente.
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Rivalidad y amor
Fiksi PenggemarEn la casa de los famosos, Gala y Karime entran como dos fuerzas opuestas. Desde el primer momento, sus personalidades chocan, desatando una rivalidad que parece insuperable. Sin embargo, a medida que enfrentan desafíos y tensiones, sus corazones co...