Cap.15 No te entiendo

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Cuatro semanas han transcurrido desde el comienzo de las clases, y los corredores de la escuela vibran con el murmullo constante de los estudiantes. Conversaciones entrelazadas llenan el aire, todas girando en torno a un único tema: la magnífica fiesta de bienvenida que está a solo un día de celebrarse. La emoción se palpa en cada rincón, como un eco que se extiende y anticipa la gran noche que todos aguardan con ansias.

Las cosas con Liam han ido fluyendo de manera sorprendente, igual que mi vida en general. Después de ocho largos meses viviendo bajo una nube oscura, siento que el sol comienza a asomarse, iluminando lentamente mi camino. He retomado tantas cosas que creía perdidas: mi lugar en el equipo de volleyball, el excelente rendimiento que solía tener en las materias, y quizás lo más valioso de todo, estoy forjando amistades profundas con personas con las que jamás imaginé conectar. Es como si finalmente todo estuviera volviendo a su lugar.

Es viernes, la última clase del día, y cada minuto parece detenido en el aire, negándose a avanzar, especialmente en las interminables sesiones del profesor Miller. Mi mente se pierde entre mundos lejanos, muy alejados de la realidad que me rodea. Con los audífonos puestos, la música se convierte en mi escape mientras dibujo garabatos sin rumbo en la libreta, un intento desesperado por ahuyentar el aburrimiento que, en este preciso instante, amenaza con consumirlo todo.

Mientras tanto, Aidan está frente a mi asiento, aparentemente absorto en la clase, o al menos eso es lo que intenta mostrar. Su comportamiento ha sido extraño durante toda la semana; me evade como si fuera la peste negra, y no logro entender la razón detrás de su actitud. Cada vez que nuestras miradas podrían cruzarse, él desvía la suya. La distancia que ha creado se siente palpable, como un muro invisible entre nosotros, y me pregunto qué ha cambiado para que las cosas sean así.

Por las mañanas, ha dejado de acompañarme al instituto, lo cual es realmente extraño, ya que durante las primeras tres semanas lo hacía sin falta. Incluso llegaba temprano y compartía café con mis padres, como si fuese parte de la rutina. Pero en estos últimos días, todo ha cambiado. He intentado hablar con él en más de una ocasión, pero siempre parece ocupado, atrapado en mil excusas, con algo que hacer o atender justo en ese momento.

La campana de salida resuena, rompiendo la monotonía del aula, y en ese instante lo veo: Aidan se levanta de inmediato, toma su mochila y desaparece sin mirar atrás, como si estuviera huyendo. En contraste con su prisa, yo decido quedarme unos segundos más en mi asiento, esperando a que el bullicio de estudiantes apresurados disminuya en la salida. Es un hábito que he adoptado para evitar las aglomeraciones, pero hoy esos segundos también me permiten observar el vacío que Aidan deja a su paso.

El eco de una notificación resuena en mi celular, quebrando el silencio y arrebatando mi atención al instante, como si aquel sonido minúsculo tuviera el poder de capturarme en un suspiro.

El eco de una notificación resuena en mi celular, quebrando el silencio y arrebatando mi atención al instante, como si aquel sonido minúsculo tuviera el poder de capturarme en un suspiro

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The memories of a dream || Aidan Gallagher [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora