Regreso a casa, inmerso en la suave melodía de la lluvia que danza sobre el pavimento, creando pequeños espejos en los charcos que se van formando en la calle. He decidido salir a caminar un rato, como quien busca respuestas en el murmullo del agua, para reflexionar sobre asistir o no a la fiesta de bienvenida. Esta mañana, los ánimos no eran aliados; la idea de socializar me parecía una carga, así que opté por la familiar excusa de que la cena había hecho estragos en mi estómago.
Como era de esperarse, la llamada de Finn llegó puntual por la tarde. Su tono, aunque amable, traía consigo la clara intención de averiguar por qué no me había presentado en la mañana para ayudar a decorar el gimnasio. Le solté mi excusa improvisada, pero Finn no necesitó escucharla dos veces para saber que estaba lejos de ser la verdad. No insistió, no pidió detalles; simplemente dejó en claro que la fiesta no era opcional y que mi presencia era un deber. Sin espacio para pensarlo, no me quedó más que asentir en silencio. Poco después, la llamada se desvaneció en el vacío de la línea, dejándome con la inevitable expectativa de la noche.
Estoy a punto de llegar a casa, cuando una voz familiar interrumpe el murmullo de la lluvia y atrapa mi atención.
—¡Aidan!
Apenas unos metros adelante, diviso a Harry, quien, con su inconfundible sonrisa, levanta la mano y me saluda, moviéndola de un lado a otro en un gesto amigable y despreocupado.
—Hola, Harry.
Pensé que nuestro encuentro se limitaría a ese saludo casual, un simple gesto desde la distancia, pero noto cómo, poco a poco, Harry se aproxima. Sus pasos son decididos, y su pequeña sonrisa permanece intacta, como si hubiera algo que necesitara decirme. A medida que se acerca, siento una mezcla de sorpresa y anticipación; su presencia rompe la calma de la tarde, y, en ese instante, entiendo que nuestras palabras no se reducirán a un intercambio fugaz.
—¿Asistirás a la fiesta?
Suelto un suspiro, acompañándolo de una leve negación con la cabeza. A pesar de mis dudas, una corazonada comienza a aflorar, esa sensación intuitiva de que, sin importar cuánto trate de evitarlo, terminaré asistiendo a la fiesta.
—No lo sé. Me he sentido mal durante todo el día.
Harry entrecierra los ojos, observándome con una expresión que mezcla curiosidad y cierta picardía. Me estudia en silencio durante unos instantes, como si intentara descifrar lo que realmente estoy pensando, lo que mis palabras no logran decir.
—Que extraño. Lo mismo dijo _______.
Un nudo se forma en mi garganta, apretando mis palabras y creando un pequeño silencio incómodo que se asienta entre nosotros como una nube gris. Con cada segundo que pasa, el peso de la incertidumbre se hace más denso, hasta que, finalmente, encuentro el valor para articular la pregunta que, de alguna manera, decidirá mi destino en ese dichoso evento.
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The memories of a dream || Aidan Gallagher [En proceso]
Fanfiction¿Qué ocurriría si te encuentras extraviada? Y no, no me refiero a estar perdida en algún rincón de tu ciudad o del mundo, sino perdida en un torbellino emocional, sin esperanza, anhelando que todo vuelva a ser como antes. La vida, en ocasiones, nos...