Cap.16 Los sentimientos de un corazón roto

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N.A: Para todas las que en algún momento tuvieron a su 'Delicate', este capítulo es para ustedes. <3

-No debiste decirle

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-No debiste decirle.

La voz de Finn surge del otro lado de la línea, como un eco que intensifica mis pesares. Cada palabra resuena en mi mente, envolviéndome en una tormenta de malestar que crece cada instante. Su tono, familiar y a la vez distante, hace que la carga de mis sentimientos se sienta aún más pesada.

Sé que cometí un error, pero era imposible ignorar lo que había presenciado días atrás en el laboratorio. La imagen permanece grabada en mi mente: Liam y una chica, perdidos en un torbellino de besos que parecían consumirla. No podía hacerme el desentendido; el eco de esa escena me persigue, convirtiendo la memoria en un veneno que se filtra en mis pensamientos, recordándome que a veces, la realidad es más cruda que cualquier ficción.

Desde el momento en que crucé la puerta de casa, mi mente no ha dejado de dar vueltas, atrapado en los recuerdos de lo que ocurrió en la escuela. No puedo dejar de pensar en cómo _______ debe estar odiándome por haberla enfrentado con una verdad que no quiere ver, una verdad que no se atreverá a aceptar. Y la entiendo. Cuando uno está enamorado, es como si el mundo se tiñera de un color irreal; cada defecto se desvanece y todo lo que la otra persona hace parece perfecto, como si la realidad no pudiera romper esa ilusión de perfección.

Suelto un largo suspiro, sintiendo cómo el aire escapa de mis pulmones con el peso de mis pensamientos. Desvío la mirada hacia el reloj junto a mi cama; las manecillas avanzan lentamente, rozando las siete. Sé que no pasará mucho tiempo antes de que mamá me llame para bajar a cenar. Papá está de viaje, así que la cena será solo para nosotros dos

-Tengo que irme. Te veo mañana.

Finn se despide, y en cuanto los tonos de llamada comienzan a sonar, dejo caer el celular sobre el colchón sin pensar. Lo veo rebotar y deslizarse hasta el borde, cayendo al suelo con un golpe seco. Pero, en este momento, me siento demasiado abrumado para preocuparme por su estado. El cansancio mental pesa más que cualquier preocupación material, y la idea de inclinarme para comprobar si está bien parece un esfuerzo que no estoy dispuesto a hacer. Ahora mismo, mi mente está en otro lugar, atrapada en una maraña de pensamientos que no me dejan respirar.

Mi mirada se pierde en el techo de mi habitación, inmóvil, mientras mi mente se aferra obsesivamente a los recuerdos de la pelea con Krauss, repitiendo cada palabra, cada gesto, como si buscará entender en qué punto todo se torció. Las horas han pasado, pero la sensación de amargura sigue ahí, latiendo bajo la piel. Las palabras que intercambiamos, llenas de molestia contenida, se repiten una y otra vez en mi cabeza, como si mi subconsciente se negara a soltarlas.

Unos suaves golpecitos en la puerta de mi habitación logran arrancarme de la neblina mental en la que me había sumergido. Parpadeo, volviendo al presente, y tras unos segundos de silencio, la puerta se abre despacio. Allí está mamá, asomándose con esa mezcla de preocupación y ternura que siempre parece llevar consigo. Su sola presencia llena el cuarto con una calidez que contrasta con el frío en mi pecho.

The memories of a dream || Aidan Gallagher [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora