Cap.14 Bienvenido al último año

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El estruendoso sonido de la alarma rasga la manta que cubre mis sueños, arrancándome de un mundo de ensueño a la cruda realidad

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El estruendoso sonido de la alarma rasga la manta que cubre mis sueños, arrancándome de un mundo de ensueño a la cruda realidad. Con un suspiro cansado, busco el celular escondido bajo la almohada y, con un gesto automático, deslizó el dedo sobre su pantalla, silenciando el molesto ruido. Paso mis manos por el rostro, tratando de despejar la bruma del sueño que aún nubla mi mente.

Por lo general, me acuesto temprano, pero esa noche fue la excepción. El simple hecho de pensar que estoy por iniciar mi último año de preparatoria me provoca un escalofrío que recorre todo mi cuerpo. En apenas unos meses, tendré que tomar la decisión más importante hasta ahora: qué carrera estudiar y dónde llevarla a cabo. Este desafío me resulta abrumador, pues ni siquiera tengo claro qué es lo que realmente deseo.

Reuniendo todas las fuerzas que puedo, de un salto me levanto de la cama y comienzo a ordenarla como de costumbre. En cuestión de minutos, ya estoy completamente vestido: mis jeans de mezclilla, los converse negros, una playera oscura y mi fiel chaqueta de mezclilla. Estas últimas semanas, Seattle ha amanecido con un frío que te pone los pelos de punta, pero al caer la tarde, el clima se torna más cálido. Por eso, siempre es mejor llevar algo que pueda ajustarse a ese vaivén de temperaturas.

Bajo a la cocina y encuentro a mi padre sentado, disfrutando de una taza de café, mientras mi madre, concentrada, prepara el desayuno. Antes de dar el último paso de la escalera, saco mi celular y noto una nueva notificación: un correo de la escuela. Con un rápido toque en la pantalla, abro el mensaje. Es una bienvenida al último año de preparatoria, acompañado del horario que han asignado a los estudiantes.

El instituto suele organizar cuatro horarios diferentes para cada año, y siempre queda la esperanza de que te toque con tus amigos. Si no tienes esa suerte, al menos compartes algunas clases con ellos, lo cual hace más llevadero el día a día.

Reviso la lista en la que aparece mi nombre y descubro que mi horario es el número dos. Paso algunas páginas del PDF hasta encontrar el horario específico y, al ver la hora de mi primera clase, salgo corriendo hacia la cocina.

Agarro una manzana y mi botellón de agua, y me apresuro a salir de la casa. Justo antes de cruzar la puerta, me detengo un segundo para despedirme de mis padres.

Una vez fuera de la casa, camino lo más rápido que puedo hacia el paradero del autobús. Por esta única ocasión, debido al tiempo, mi madre no podrá llevarme al instituto, así que me toca depender del transporte público.

"Maldición"

Mientras saco el celular de mi bolsillo, mi mente gira en círculos. Ya es tarde; faltan solo 20 minutos para que comience la clase, y la espera del autobús, sumada al trayecto, me hará llegar después de las siete.

De manera automática, vuelvo a abrir el e-mail y busco el nombre de _______. Al hallarlo, me doy cuenta de que ella tiene el tercer horario. Sin embargo, hoy compartimos dos asignaturas: las primeras dos horas con el profesor Bennet y la última hora con la profesora Llanes.

The memories of a dream || Aidan Gallagher [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora