Sombras del Pasado

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Después de unas semanas de aventuras en el campamento, los chicos regresaron a sus hogares y, como era de esperarse, no pudieron evitar enfrentarse a sus madres, que los esperaban con paciencia... y una lista de reproches.

Boruto estaba sentado en la mesa del comedor, mientras Hinata, con los brazos cruzados, lo miraba con una mezcla de severidad y preocupación. Enfrente de él, estaba el informe del trabajo grupal que, claramente, no estaba ni cerca de terminarse.

—Boruto, ya te lo he dicho muchas veces. No puedes seguir dejando todo para el último momento —dijo Hinata, con un tono firme que dejaba en claro que esta vez no había excusas.

Boruto miraba la mesa, evitando el contacto visual. Sabía que su madre tenía razón, pero no podía evitar intentar suavizar la situación.

—Mamá, está bajo control. Solo necesitamos unos recreos más y terminamos el trabajo. No es tan grave.

Hinata alzó una ceja, claramente no convencida por la respuesta.

—No es cuestión de terminarlo rápido, Boruto. Es cuestión de hacerlo bien. ¿Qué clase de ejemplo das si sigues postergando tus responsabilidades? Esto no es solo sobre el trabajo grupal; es sobre tu actitud hacia todo lo que haces.

Boruto, sintiéndose atrapado, suspiró y asintió con resignación.

—Lo sé, lo sé... Lo vamos a terminar, te lo prometo.

—Más te vale —respondió Hinata, con un tono que dejaba en claro que esa era su última advertencia—. Porque si no cumples con este trabajo, habrá consecuencias.

En la academia, durante los recreos, el grupo aprovechaba cada minuto para trabajar en el proyecto, aunque eso no evitaba que hubiera peleas sobre quién debía encargarse de qué. Inojin, por supuesto, insistía en que su parte artística era vital.

—El póster es lo que va a captar la atención. Si no es llamativo, no tiene sentido —decía Inojin, mientras dibujaba con entusiasmo.

—Sí, pero si no hay contenido sólido, ¿de qué sirve? —respondía Shikadai, revisando las notas que parecían estar por todos lados.

—Relájense, chicos. ¡Todo está bajo control! —intervenía Boruto, intentando tranquilizar el ambiente, aunque su mente estaba en las palabras de su madre.

Mitsuki, siempre en su papel de observador tranquilo, sonreía mientras veía a sus amigos discutir. Aunque el trabajo iba lento y con algo de caos, sabía que, al final, siempre lograban arreglárselas.

Todo iba "bien" para Boruto. Después del campamento, la relación con sus amigos se había vuelto más fuerte que nunca. A pesar de que, en ocasiones, no los soportaba del todo, siempre estaban juntos, riendo y peleando, pero unidos. Incluso el trabajo grupal, que inicialmente parecía un caos, avanzaba poco a poco, aunque no sin discusiones.

Boruto, más confiado que de costumbre, caminaba hacia su casa, pensando en lo cerca que estaban de terminar el proyecto. Hablaba con Mitsuki por teléfono, intentando calmar cualquier preocupación.

—Sí, mañana lo tendremos más que terminado. Solo confía en mí —dijo Boruto, con ese tono despreocupado que lo caracterizaba, mientras abría la puerta de su casa.

Sin embargo, apenas cruzó el umbral, escuchó una voz que lo congeló en su lugar, una que no había escuchado en mucho tiempo, pero que conocía demasiado bien.

—¡Vaya, parece que alguien ha crecido mientras estuve fuera! —La voz era inconfundible, y Boruto sintió cómo todo su cuerpo se tensaba.

Mitsuki, al otro lado de la línea, notó el silencio repentino y la falta de respuesta de Boruto.

vivo por ti Mitsuboru ✓Rework ✓ Retomada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora