Ling se miraba en el espejo de cuerpo entero, deslumbrante en su vestido de novia. Las delicadas costuras y los bordados de perlas reflejaban la luz con un brillo casi celestial, pero en su mirada había una sombra de profunda tristeza y desilusión. A unos minutos de dar el "sí, acepto" a Orm, su corazón latía desbocado, pero no por la emoción del amor.
Ella no quería casarse, no con Orm, pero ya no había marcha atrás, era muy tarde para decir que no cuando hubo miles de oportunidades para evitar continuar con esto.
Jakarin entró en la habitación, llevando en sus manos los últimos retoques: un velo que había olvidado y un ramo de flores frescas. Se detuvo en seco al verla, contemplándola por unos segundos. La belleza de Ling era innegable, pero su rostro no brillaba y sus ojos parecían apagados.
Ling— comenzó, su voz suave, tratando de consolar a su amiga—Aún estás a tiempo de cancelar la boda. No tienes que hacer esto.
Se acercó a ella, dejando el ramo sobre la mesa y tomando sus manos entre las suyas —Te ayudaré a escapar. No tienes que cometer esta locura. Tus padres lo entenderán, todos te apoyaremos.
Ling se volvió hacia él, su mirada llena de lágrimas contenidas. Hubo un atisbo de duda, pero la imagen de una Orm sonriente y emocionada las disipó, negó con un brusco movimiento de cabeza, limpiándose las lágrimas.
—No puedo. No puedo dar marcha atrás ahora. Todos están esperando—Su voz temblaba, y por un momento, la valentía que había intentado proyectar se desvaneció.
—Pero, ¿realmente quieres casarte con Orm? —Jakarin presionó, su corazón apesadumbrado al ver el conflicto en ella—Tú a quien realmente amas es a Yaya. No puedes hacerlo solo por despecho. Orm te quiere, y si te casas con ella por despecho, solo la herirás. ¿Te has detenido a pensar en lo que realmente estás haciendo? No puedes darle el amor que ella espera, realmente nunca serán felices.
Un suspiro profundo escapó de los labios de Ling mientras sus ojos se perdían en la vista del jardín.
—No quiero hablar de Yaya. Ya no está en mi vida. Estoy lista para comenzar algo nuevo, y eso significa casarme con Orm—Pero su voz no sonaba convencida, y Jakarin lo sabía —Ella me ama, sus sentimientos son sinceros, y me hace feliz estar cerca de ella, Orm siempre consigue que me olvide de todo, tal vez nunca podre amarla, pero si daré todo por verla feliz.
Jakarin negó, con frustración.
—Ling, si hay una parte de ti que duda, escúchala. No hay vergüenza en cancelar. La gente lo entenderá. Tienes derecho a buscar tu verdadera felicidad.
Ling lo miró por un instante.
—¿Y qué pasa con Orm? —preguntó, su voz apenas un susurro—No puedo hacerle esto, no puedo humillarla de esta manera, la lastimaré.
Jakarin, se inclinó hacia ella sin soltar sus manos.
—¿Prefieres lastimarte a ti misma? No pienses en Orm, piensa en lo que realmente deseas.
—Hoy, voy a ser feliz. Quiero abrir este capítulo de mi vida, y eso incluye a Orm. No importa lo que pienses—La determinación en su voz intentaba disfrazar el caos en su corazón.
—Solo quiero que seas feliz, Ling. No dejes que la venganza nuble tu juicio—dijo Jakarin.
Con un último suspiro, Ling se enderezó, el coraje regresando a su postura.
—No hay marcha atrás—dijo, girándose hacia el espejo una vez más—Me casaré con Orm.
Se acomodó el velo y tomó el ramo en mano y con la frente en alto, salió de la habitación, dejando atrás las advertencias de su amigo y enfrentando su futuro.