Mientras atravesaba el puente de Newport Bridge, pensó en presentarse en casa de Christine con una botella de Merlot. Estaba deseando repetir lo de New York. Sabía que debía ser un poco paciente y esperar a que ella...
El sonido del teléfono le sacó de los derroteros que estaban tomando sus pensamientos.
-¿Sí?
-¿Richard?, soy Christine.
-¿Ocurre algo?
-¡Oh!, no, no. Tan solo quisiera hablar contigo. ¿Podrías... pasar por aquí si estás libre?
El no pudo evitar sonreír.
-Llegaré en quince minutos.
-¡Vale! Prepararé algo para cenar si no tienes otros planes.
-Yo llevo el vino.
Tal y como le había dicho a los quince minutos se hallaba en la puerta, aunque la impaciencia de Christine hizo que le pareciera mucho más tiempo. Se entretuvo unos segundos para mirarse al espejo de la entrada. Respiró profundamente para relajarse, no lo podía creer, parecía una quinceañera.
-Pasa por favor.
-Huele bien- dijo el policía.
Christine sonrió.
-No te hagas ilusiones. No es oro todo lo que reluce.
Richard la siguió hasta la cocina, dejó la botella de vino sobre la encimera y sin previo aviso la agarró de la cintura para atraerla hacia él en un acto posesivo que hizo que a Christine le temblaran las piernas. Cerró los ojos para deleitarse con el aroma tan varonil de su colonia. Para su sorpresa él la besó en la frente de una forma muy tierna.
-¿Cómo te encuentras?
Ella abrió los ojos, y levantó la cabeza para perderse en aquellos risueños ojos verdes.
-Ahora bien.
Él le sonrió y aquel simple gesto la desarmó por completo, que se colgó de su cuello obligándolo a acercarse a sus labios. A Richard le gustó que ella tomara la iniciativa y no dejó pasar aquella oportunidad. La temperatura de la cocina comenzó a subir considerablemente hasta que sonó el teléfono.
-Es mi móvil - dijo Christine con la respiración entrecortada por el efecto de la intensidad del beso.
Richard no la soltaba. No quería perder el contacto con ella.
-No contestes- le dijo susurrándole al oído.
Ella cerró los ojos intentando concentrarse.
-Podría ser importante.
Él suspiró y la dejó ir por el teléfono. Una voz masculina se escuchó en el auricular.
-¿Christine Shepard?
Richard notó que se ponía tensa a medida que hablaba.
-Le llamo de la comisaría de Times Square. ¿Conoce a Harry Summers?
-¿Le ha ocurrido algo?
Richard se acercó a ella cuando vio la palidez de su rostro.
-Me temo que sí. Ha sido atacado en su apartamento. En este momento se encuentra ingresado en Lenox Hill. Su estado es muy grave.
Se produjo un largo silencio.
-Hemos encontrado su número en su cartera.
Christine seguía sin poder articular palabra.
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LA FIGURA CHINA
AksiSólo ella podía descifrar los mensajes que su abuelo le había dejado. Sólo ella podía descubrir por qué había sido asesinado.