NEW YORK
Sal Kelson se hallaba disfrutando de las reliquias en el salón templario. Era una especie de museo sobre los Caballeros de Cristo. Su mejor colección. Los pocos objetos con los que pudo hacerse durante los años se hallaban allí en vitrinas con un costoso sistema de conservación que muchos museos envidiaban y anhelaban poseer. Paseó sonriente deleitándose con la visión de sus posesiones. Observó el cuadro de Godofredo de Saint-Omer, caballero fundador. Apoyadas en sendas peanas dos espadas pertenecientes a caballeros del temple se erguían con majestuosidad. Libros, estandartes, escudos o incluso corazas eran algunos de los objetos. De todas sus colecciones, aquella había sido su obsesión. Ahora, con el árbol genealógico del antiguo pergamino podía hacer el estudio que pudiera demostrar que su familia descendía de uno de los nueves Caballeros Templarios fundadores.
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JAMESTOWN
Hasta media tarde Christine no consiguió despejar la mente. Lo que fuera que les rociaron le dejó el cerebro ralentizado. Tomaba el tercer café en casa de Richard mientras esperaba la llegada de John con más información, cuando este se sentó junto a ella regándole el cuello con diminutos pero sensuales besos que le ponían la carne de gallina.
-Estas tomando demasiado café. Creo que hoy no podrás dormir - le dijo con picara sonrisa.
-Bueno, creo que sabremos encontrar algún tipo de entretenimiento que sea placentero para ambos - le respondió ella siguiéndole el juego.
En ese momento escucharon la voz de John que entraba por el porche lateral que comunicaba con la parte delantera de la casa.
-¡Vamos chicos! ¿Queréis dejarlo ya? Parecéis un par de adolescentes.
Richard le miró con el ceño fruncido por la inoportuna interrupción. Christine por su parte se levantó y agarrándole del brazo le llevó hasta el jardín.
-Creo que deberías pensar en buscar una chica con la que compartir cenas y buenos ratos de intimidad.
El policía la agarró de la cintura acercándola más a él a sabiendas de lo que aquello iba a provocar en su compañero.
-Cielo, he encontrado a la mujer ideal para ello. Tan solo espero el momento en que se aburra del cascarrabias al que se encuentra subyugada y descubra en mí al amante que nunca ha tenido - le dijo guiñándole un ojo.
Ella no pudo aguantar las carcajadas ante semejante verborrea. Richard, a pesar de saber que era lo que se proponía su compañero, no pudo dejar de sentir el monstruo de los celos.
-¡Apártate de mi mujer! - le dijo en tono serio pero sin ningún ápice de enfado.
-Bueno, veo mi querida Christine, que tendremos que dejar esta conversación para otro momento.
-¿Qué te trae por aquí?
-Como ya nos imaginábamos no hay nada que nos haga dar con la identidad de los tipos que se llevaron el pergamino. Pero seguimos con la principal idea de que Patrick Renoir podía ser el contacto del millonario "capo" para hacerse con todo tipo de antigüedades.
-¿Sabemos cómo llegaron a Renoir?
La verdad es que no creo que fueran amigos aunque hubieran estudiado en la misma universidad o frecuentaran los mismos clubs. Hay estirpes que el dinero no une. No tenemos nada plausible, pero dado el carácter...camorrista del entorno del millonario cabe la posibilidad de algún tipo de chantaje. Pero como digo, ahora mismo indemostrable.
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LA FIGURA CHINA
AcciónSólo ella podía descifrar los mensajes que su abuelo le había dejado. Sólo ella podía descubrir por qué había sido asesinado.