MAÑANA SERÁ OTRO DÍA

3 0 0
                                    

JAMESTOWN

                     Max había recobrado el conocimiento. Estaba muy débil pero fuera de peligro. Después de hablar con John y Richard dándole todos los detalles de lo que recordaba, pidió que le trajeran todo su material de trabajo para poder seguir con los bocetos de su nueva línea. Aquello daba señal de su notable mejoría.

Richard preparaba una bolsa de viaje bajo la atenta mirada de Christine.

-Por favor, vuelve a explicarme porque no puedo acompañarte.

El policía apoyó las manos en las caderas con gesto cansado.

-Porque no quiero que te pongas en peligro innecesariamente.

-¡Ya! Y ¿crees que aquí no corro ningún riesgo?

-Por favor Christine. Voy a intentar que me dejen asistir a la redada de la mansión Kelson, y no podría estando tú conmigo. Sí no lo haces por ti...

Ella resopló sonoramente y le señalo con el dedo.

-No pienses que a partir de ahora te vas a salir siempre con la tuya.

Él sonrió.

-Sí, lo sé.

*  *  *  *  *  *  *

NEW YORK

                   Fred Meyers se encontraba junto a Sálomon y Thompson esperando a Richard. Se había organizado una operación conjunta entre el F.B.I. la comisaría de Times Square y la comisaría de Jamestown. Habían tenido varias reuniones con el juez Simmons, pero en ningún momento mostró signos de temor. Había utilizado argucias legales a las que aferrarse para evitar firmar la orden de registro para la mansión Kelson. Richard se reunió con ellos antes siquiera de registrarse en el hotel. Confiaba plenamente en los policías que tenía delante. Habían sido buenos compañeros en épocas pasadas, y ahora lo demostraban una vez más. La idea de poner la denuncia del robo del pergamino cómo copropietario era aceptable hasta cierto punto. En eso el juez Simmons tenía razón, los tecnicismos legales les impedían proceder como les hubiera gustado. Pero Richard tenía un as en la manga con la declaración de Maxim sobre lo que ocurrió con Norton y el tal Dimitri, y aún había algo más. La investigación sobre los últimos pasos de Norton en Jamestown les llevó primero al hotel Carlais y después a un motel de carretera a las afueras, donde hallaron la grabación de vigilancia del Carlais. Después de revisarla dieron con un todoterreno que se ajustaba a la descripción que John Wesley dio del que le sacó de la carretera. Descubrieron que el vehículo pertenecía a la Corporación Kelson, y eso si que era una buena baza con la que contar. Tal vez sabiendo todo eso el juez Simmons pensara en cambiar de parecer en cuanto a relacionarse con Kelson.

*  *  *  *  *  *  *

             DiCarlo observaba a su jefe reunido con el ayudante del fiscal del distrito. Buscaba información sobre el juez Simmons. Mientras, pensaba en la exigencia de Kelson sobre hacer pagar al responsable de lo ocurrido en Jamestown. Se esperaba de él un trabajo limpio y sin ningún tipo de indicio criminal. En cualquier otro caso no lo hubiera dudado ni un segundo, pero por primera vez en su carrera cómo sicario, se encontraba en la disyuntiva entre lo que sabía que tenía que hacer y lo que los sentimientos, que nunca dejó aflorar, no le permitían hacer. Aquella sensación era nueva para él y no le dejaba pensar con claridad.

*  *  *  *  *  *  *

                Era temprano. Richard tomaba café mientras observaba desde su habitación del hotel el estresado bullicio de la ciudad. Miró el reloj pensando que era lo que Christine estaría haciendo en ese momento. Estaba seguro de que todavía dormiría. El embarazo le provocaba la esperada somnolencia. Era hora de reunirse con sus compañeros en comisaría. La llamaría al mediodía.

LA FIGURA CHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora