EL REY NEGRO

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NEW YORK

                     Habían pasado cinco horas desde que salieran de Jamestown. Entraban por la avenida Lexington hasta el edificio donde se encontraba su apartamento y se dio cuenta que no había echado de menos New York. No encontró ninguna notificación de correos en el buzón, así que dio por hecho que su vecino Harry se hizo cargo de la recepción del paquete. Quien asesinó a su abuelo pensó que el objeto seguía en la tienda por lo que Harry se encontraba a salvo de ataques inesperados, o al menos eso esperaba.

-Tu apartamento es muy... acogedor.

-Sí, bueno. Eso dice mi vecino. Lleva tiempo intentando comprármelo, aunque prácticamente vive aquí.

Richard pensó en la clase de tipo que sería ese tal Harry y qué relación tendría con ella si prácticamente vivían juntos y no la acompañaba en el funeral de su abuelo.

Christine suspiró sonoramente.

- Creo que ha llegado el momento de dejar New York.

-¿No hay nada? o... ¿nadie que te retenga aquí?

-No. Y la verdad, hace tiempo que necesito un cambio de vida. La pena es que no voy a poder disfrutarla con mi abuelo.

-¿Y tu trabajo?

Christine agito las manos.

-Es una larga historia.

-Bueno, yo diría que tenemos tiempo.

- Si, lo cierto es que Harry no aparecerá por casa hasta la tarde. Así que...

-Vamos, te invito a comer.

                     Se acercaron hasta la plaza Sutton. En el cruce de la 56 con la 1ª haciendo esquina se encontraba el Starbucks Coffe. Allí pudieron degustar comida típicamente neoyorkina. Christine se sentía un tanto nerviosa. Estaba demasiado cerca de la avenida Madison. Muchos recuerdos dolorosos.

-¿Quieres contarme tu historia en esta ciudad?

-Imagino que tú también tienes una.

Él sonrió ante la reticencia de ella.

- De acuerdo, seré un caballero y comenzare yo primero con mi historia.

-Que me imagino comenzara con una mujer.

Richard levantó una ceja con gesto de extrañeza.

-¿Tan superficial parezco?

-Perdona. No era mi intención...

El levanto las manos para quitarle importancia al comentario.

-Estaba asignado en la comisaria de Times Square. A pesar de no ser una zona especialmente conflictiva la vida aquí es muy estresante- dijo mientras señalaba el pulular de los vehículos y las personas por la calle-. Una noche nos avisaron que necesitaban refuerzos para una redada. Podía estar relacionado con un caso de narcotráfico que llevábamos tiempo investigando. Algo salió mal en la coordinación de agentes en la redada y mi compañero fue alcanzado por un disparo. De esa forma los narcotraficantes se hicieron con él utilizándole como rehén para escapar. Horas más tarde encontramos su cuerpo descuartizado a varias manzanas de allí. Jimi además de mi compañero era mi mejor amigo.

Christine percibió el cambio de su voz al narrar lo ocurrido.

-Cuando llegue a casa horas antes de lo previsto encontré a mi mujer en la cama con uno de nuestros mejores amigos- sonrió sarcásticamente-, o al menos de ella. Me marche sin siquiera despedirme, hasta... hoy.

LA FIGURA CHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora