Hermione baja del dormitorio de las chicas, provista de bufanda, guantes y uno de los gorros de elfo llenos de nudos.
-¿No se abrigaran?- pregunto Hermione a Melania y Mysteria al verlas tranquilas.
-Ya te lo dije, el frio no me molesta- dijo Melania.
-A mi tampoco, las mujeres Addams somos mas resistentes al frio. Aunque podemos llegar al sentirlo en caso de enfermedad o estar embarazada- dijo Mysteria.
-Eso explica porque mi madre sintió frio cuando esperaba a Pubert- susurro.
-Ya me muero por conocer a Hagrid- dijo con una sonrisa.
-Te va a agradar, es un buen hombre, es malo guardando secretos cuando esta borracho pero tiene un buen corazón- dijo Hermione con una sonrisa-. Al menos pónganse una bufanda, tengo estas dos grises- extendiéndoselas pero ambas niegan.
-Vamos chicas, hace mucho frio- dijo Ron.
Harry baja con la Capa de Invisibilidad y el Mapa del Merodeador
-Vamos Dedos- dijo Melania.
Dedos salta a su hombro.
Salieron por la abertura del retrato y se apresuraron a cubrirse con la capa; Ron había crecido tanto y ahora estaba Mysteria que tenían que estar juntos, y Ron encorvarse, para que no le asomaran los pies por debajo.
-Esperen- dijo Mysteria tomando la capa y esta se agranda lo suficiente para caminar tranquilos-. Listo.
-¿Utilizaste Engorgio?, ¿Por que no se me ocurrió?- susurro Hermione.
-Gracias Mysteria- susurro Harry.
Bajaron despacio y con cuidado las diferentes escaleras, y se detenían de vez en cuando para comprobar, con ayuda del mapa, si Filch o la Señora Norris andaban cerca, por suerte no.
-¿Ese celador nunca duerme?- susurro Mysteria.
-Créeme, todos nos preguntamos eso- susurro Ron.
Cruzaron el vestíbulo con sigilo y salieron a los silenciosos y nevados jardines. Bajaron por la ladera, donde la capa de nieve cada vez era más gruesa, y por fin llegaron frente a la puerta de madera de la cabaña. Harry levantó el puño y llamó tres veces, e inmediatamente se oyeron los ladridos de un perro.
-¡Somos nosotros, Hagrid! -susurró Harry por la cerradura.
-¡Debí imaginármelo! -respondió una áspera voz-. Sólo hace tres segundos que he llegado a casa... Aparta, Fang, ¡Quita de en medio, chucho! -Se oyó cómo descorría el cerrojo, la puerta se abrió con un chirrido y la cabeza de Hagrid apareció en el resquicio. Hermione no pudo contener un grito-. ¡Por las barbas de Merlín, no chilles! -se apresuró a decir alarmado, mientras observaba por encima de las cabezas de los chicos-. Llevan la capa ésa, ¿no? ¡Vamos, entren, entren!
-¡Lo siento! -se disculpó Hermione mientras entraban apretujándose en la cabaña y se quitaban la capa para que Hagrid pudiera verlos-. Es que... ¡Oh, Hagrid!
-¡No es nada, no es nada! -exclamó él rápidamente. Cerró la puerta y corrió todas las cortinas, pero Hermione seguía mirándolo horrorizada.
Hagrid tenía sangre coagulada en el enmarañado pelo, y su ojo izquierdo había quedado reducido a un hinchado surco en medio de un enorme cardenal de color negro y morado. Tenía diversos cortes en la cara y en las manos, algunos de los cuales todavía sangraban, y se movía con cautela, lo que hizo sospechar a Melania que Hagrid tenía alguna costilla rota.
Hagrid, que medía dos veces lo que mide un hombre normal, fue cojeando hasta la chimenea y colocó una tetera de cobre sobre el fuego.
-¿Qué te ha pasado? -le preguntó Harry mientras Fang danzaba alrededor de los chicos intentando lamerles la cara.
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𝐌𝐞𝐥𝐚𝐧𝐢𝐚 y la Orden del Fénix
Novela Juvenil━ ◦ 𝐓𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨𝐬 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐨𝐬 𝐲 𝐝𝐢𝐟𝐢𝐜𝐢𝐥𝐞𝐬 𝐧𝐨𝐬 𝐚𝐠𝐮𝐚𝐫𝐝𝐚𝐧. 𝐏𝐫𝐨𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐥𝐞𝐠𝐢𝐫 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐜𝐭𝐨 𝐲 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬 𝐟𝐚𝐜𝐢𝐥. ◦ ━ Con el inminente regreso de Voldemort, Me...