XXVI.

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Beth;

Bajé tan pronto como pude, atravesando la recepción. de la empresa a toda prisa hasta salir. Ahí estaba él, de pie, como tantas otras veces. La historia se repetía una vez más; no era la primera vez que Ethan hacía algo así.

        —¿Qué haces aquí? —le pregunté con tono seco, deteniéndome frente a él.

        —Preciosa, perdóname —dijo, acercándose más, como si esas palabras bastaran para borrar el pasado.

        —Ethan, no tienes nada que hacer aquí —respondí con firmeza —. Ya vete.

        —Pero te traje flores —insistió, levantando el gigantesco ramo de rosas rojas —. ¿Podrías perdonarme?

Sus palabras solo lograron irritarme más. No era la primera vez que intentaba reconquistarme con gestos vacíos, como si un ramo de flores pudiera solucionar todos los problemas. Me avergonzaba que apareciera de improviso en la empresa, irrumpiendo en mi vida sin previo aviso. Era una invasión constante, una falta de respeto a los límites que había intentado establecer.

        —Está bien, te perdono —respondí, cansada de la escena —. Pero ya déjame en paz.

Ethan dio un paso hacia mí, extendiendo el ramo, pero yo me aparté.

        —Y llévate las flores. No las quiero —añadí, mi voz cortante.

Jung Kook;

Había seguido a Beth en el siguiente ascensor, preocupado por su repentina salida. La vi cruzar la recepción a toda velocidad. Desde el interior, las puertas de cristal me permitían ver lo que sucedía afuera. No salí de inmediato, me quedé ahí observando mientras ella hablaba con un hombre. Él traía un ramo de rosas enorme, y aunque traía gafas de sol, a tensión entre ambos era evidente.

Vi a Beth negar con la cabeza y dar un paso hacia atrás. Él, sin embargo, se acercaba más, tomándola del brazo. Sabía que algo no estaba bien. Y por un instante no supe qué estaba haciendo, pero supe que tenía que intervenir.

        —Beth —llamé su atención, tratando de sonar natural —. Nos están esperando para continuar —dije, interrumpiendo su conversación.

Caminé hasta situarme a su lado, notando cómo su postura se relajaba al verme.

        —Te molesto, estamos hablando —dijo él, molesto por mi interrupción.

        —Pues parece que Beth no quiere hacerlo —respondí, manteniéndome firme.

No estaba seguro de por qué me estaba metiendo, pero el alivio en el rostro de Beth me lo confirmó. Estaba haciendo lo correcto.

        —Lo siento, Ethan, ya debo irme —dijo ella, mirándome agradecida.

Le devolví una sonrisa, y ese pequeño gesto fue suficiente para que ambos nos sintiéramos en sintonía.

        —Estás saliendo con él, ¿verdad? —espetó Ethan, incrédulo.

         —Sí —respondimos al unísono, sin haberlo planeado. Nos miramos y nuestras sonrisas se hicieron aún más cómplices.

Él solo soltó una risa fingida, incapaz de esconder su frustración.

        —Así que deja de molestarme y ya vete, Ethan —le dijo Beth con firmeza, antes de girarse y caminar hacia el interior del edificio.

        —Ya la escuchaste amigo —dije sin más y lo dejé con las palabras en la boca.

Beth;

Sinfonía (Jeon Jung Kook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora