XXIX.

43 10 14
                                    

Jung Kook; 

Cuando entré al estudio, todo estaba tranquilo. Observé a Beth, concentrada en su trabajo, mientras me acercaba con un té helado en la mano. Me sentía ansioso por saber si le gustaría.

        —Te traje un té helado —exclamé, tratando de romper el silencio y su concentración.

        —Gracias, Jungkook —respondió, mientras se ponía de pie para recibir la bebida.

Mientras ella tomaba un sorbo, me quedé observándola, notando cómo la luz del estudio iluminaba su rostro.

        —Tienes... una pelusa aquí —dijo, mientras se acercaba a mí.

Su mano se levantó, y antes de que pudiera darme cuenta, sentí el roce de sus dedos en mi piel. Fue un contacto tan ligero, pero la electricidad en el aire se volvió palpable. Nos miramos a los ojos, y el mundo exterior pareció desvanecerse. Todo lo que podía pensar era en lo fácil que sería inclinarme hacia adelante y besarla.

Mi corazón latía con fuerza, y esa conexión inexplicable me hizo olvidar el resto del estudio. Cada latido resonaba en mis oídos, y en ese instante, el tiempo se detuvo. La suavidad de su toque me hizo sentir vulnerable, pero también seguro a su lado. Mi respiración se volvió más lenta. Mi mirada bajó lentamente a sus labios, pero...

        —Gracias —murmuré, incapaz de apartar la mirada de sus ojos.

Beth retrocedió lentamente, como si se diera cuenta de lo que había sucedido, y el momento se disipó. Sin embargo, la tensión en el aire seguía presente, una corriente que unía nuestros mundos de maneras que no podíamos ignorar.

        —De nada —respondió con una sonrisa, pero había algo diferente en su mirada.

La vi tomar asiento, y yo me eché un poco hacía atrás, bebí de mi café tratando de calmar los nervios que sentía en ese momento. Era la segunda vez que sentía esto con Beth. Y sabía que ella también lo sentía. Algo en mi corazón me decía que así era.

        —¡Chicos! —exclamó Jon, lleno de energía —, ¿listos para continuar?

Me volví hacia él, sonreí y asentí.

        —Esperemos a que llegue el resto y podemos continuar —dijo Beth —. Mientras, déjame explicarte la canción.

        —Está bien —respondí, asintiendo y mirándola fijamente.

        —Entonces, regreso luego —dijo Jon, saliendo del estudio.

De nuevo estuvimos solos.

        —En resumidas cuentas, es... mi relación con Ethan —soltó una risa un tanto nostálgica.

Y le presté toda la atención posible. Mientras Beth hablaba, pude relacionar el significado de la canción con su historia con Ethan, y todo cuadraba a la perfección.

Cuando terminó de explicar, la miré. Tenía los ojos húmedos, no hacían falta palabras. Ella sonrió, y yo me apresuré a abrazarla. Sentí como inhalaba profundamente, y después de una pausa, exhalaba.

        —¿Estás bien? —pregunté después de separarnos.

Una lágrima había recorrido su mejilla. Tomé su rostro entre mis manos y, con el pulgar, la sequé. Y fue como un imán; mi mirada pasó de sus ojos a sus labios. Sus manos estaban sobre mi pecho, las sentía cálidas. La distancia entre nosotros se acortaba más.

Beth;

Su respiración estaba cada veza más cerca de mí. Mi mirada se fijó en sus labios y en el piercing que llevaba, muy tentador. Mis manos sobre su pecho me dejaban saber que su respiración estaba agitada, al igual que la mía.

No lo pensé más. El espacio que nos separaba, esos insignificantes milímetros, desapareció cuando me incliné hacia adelante. En el instante en que nuestros labios se encontraron, todo a nuestro alrededor dejó de existir. No había estudio, ni música, ni proyectos pendientes. Solo estábamos él y yo, enredados en un espacio tan intimo que había estado creciendo sin que lo notáramos.

El primer roce fue suave, casi tímido, como si ambos estuviéramos descubriendo algo nuevo y a la vez inevitable. Pero luego, el beso se profundizó, y sentí el calor de sus labios mezclarse con el mío, cada pequeño movimiento intensificaba la conexión. Era como si la tensión acumulada entre nosotros explotara en ese instante, liberando algo que había estado latiendo bajo la superficie todo este tiempo. Fue un instante robado del tiempo, un susurro en el caos de nuestras vidas.

Fueron solo segundos. Los mejores segundos.

Jung Kook;

Habían sido solo segundos. Los mejores segundos.

Al separarnos, la realidad volvió poco a poco a su lugar, pero todo se sentía diferente. Beth me miró con una mezcla de sorpresa y emoción que reflejaba exactamente lo que yo sentía. Me quedé observando su rostro, sus ojos brillantes, su respiración aún entrecortada. Todo en ella me decía que ese beso no había sido un error, que ambos habíamos estado esperando ese momento sin darnos cuenta.

        —¿Qué acaba de pasar? —preguntó Beth, su voz temblando ligeramente, pero había una chispa en sus ojos que no podía ocultar.

        —No lo sé... pero creo que es lo que ambos queríamos —respondí, sintiendo que mis palabras tenían un peso enorme. Nunca había sido tan honesto.

        —Sí... —dijo ella, casi en un susurro—. Yo también lo sentía.

Me sorprendió su respuesta. Sabía que había algo especial entre nosotros, pero ahora, de repente, estaba allí, frente a mí. En su expresión había una vulnerabilidad que me atraía aún más. Quería protegerla, pero también quería explorar lo que había surgido entre nosotros.

Antes de que pudiera decir algo más, Jon irrumpió en la habitación, sin darse cuenta de la atmósfera que habíamos creado.

        —¡Eh, chicos! ¿Qué está pasando aquí? —preguntó con una sonrisa burlona.

Beth se sonrojó, y yo no pude evitar reírme. La tensión en el aire se disipó un poco, pero el recuerdo de nuestro beso seguía fresco en mi mente.

        —Nada, solo... hablando de la canción —dijo Beth, mientras trataba de recomponerse.

        —Claro, claro. —Jon se cruzó de brazos—. ¿Están listos para más música o todavía seguirán hablando de la canción?

        —Bueno, continuemos —dijo Cirkut al llegar, acompañado de Andrew y Bang, y luego Shin y Hana.

        —Vamos a la sala de grabación, tenemos trabajo que hacer —dije, tratando de regresar a la normalidad, aunque mi mente seguía ocupada con pensamientos sobre Beth y lo que acababa de suceder.

Para esta canción lo haría solo, Andrew estaría afuera. Las primeras notas de la canción comenzaron a sonar. Gracias a la maqueta sabía exactamente cuándo debía empezar.

A medida que la sesión avanzaba, no podía evitar pensar en lo que había sucedido. La sensación de sus labios junto a los míos, la conexión en sus ojos... Todo me decía que había más entre nosotros que simplemente ser compañeros de trabajo. Y esa pequeña chispa de incertidumbre me hacía sentir emocionado, ansioso por descubrir lo que el futuro nos deparaba.






Al fin el beso. Lo sentí. ️‍🔥🥰

Ambos lo querían. 🤭

Espero les haya gustado el capítulo de hoy.

Miles de gracias por leer, comentar y no se olviden de votar, me ayudan mucho. 💜

Las amo mucho, mucho. 💙 🎶

Sinfonía (Jeon Jung Kook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora