XXX.

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Jung Kook; 

La música envolvía la sala mientras la primera toma de la grabación fluía casi sin esfuerzo. Aunque mis palabras seguían el ritmo de la melodía, mi mente no podía apartarse del beso que acababa de compartir con Beth. Cada acorde parecía resonar con el eco de ese momento, intensificando los sentimientos que ahora bullían dentro de mí.

Cuando la última nota se desvaneció, me quité los auriculares y miré a través del cristal hacia la cabina de control. Cirkut y Bang discutían en voz baja, seguramente sobre detalles técnicos, pero mis ojos buscaron a Beth de inmediato. Ella estaba de pie en la esquina, con los brazos cruzados, mirándome con una intensidad que hizo que mi corazón diera un vuelco. Había algo en su expresión, una mezcla de admiración y algo más profundo que no podía definir del todo.

        —¿Qué tal estuvo? —pregunté, saliendo de la cabina de grabación, intentando sonar casual.

        —Fue... increíble —respondió ella, su voz suave, pero sus ojos aún brillaban. Esa chispa, ese algo que había surgido entre nosotros, seguía ahí, palpable en el aire.

Antes de que pudiera decir algo más, Andrew se acercó con una enorme sonrisa en su rostro.

        —¡Eso fue perfecto, hermano! Pero creo que podrías darle un toque más emocional en el puente, ¿sabes? —dijo, haciendo un gesto con las manos como si moldeara algo en el aire—. ¡Haz que la gente sienta lo que tú sientes!

Me reí nerviosamente y asentí, aunque sabía que lo que estaba sintiendo en ese momento iba mucho más allá de la canción. Volví a la cabina, concentrándome en el consejo de Andrew. Pero mientras cantaba, mis pensamientos volvían a Beth, a su risa, a ese momento fugaz pero inolvidable que habíamos compartido.

Beth no era como nadie que hubiera conocido antes. Su fuerza, su vulnerabilidad, todo en ella me hacía querer estar cerca, conocerla más profundamente. Y ahora, después de ese beso, todo se había intensificado. Sabía que, de alguna forma, lo que sentía por ella iba más allá de la simple atracción. Pero al mismo tiempo, no podía evitar preguntarme cómo ella lo veía. ¿Era un impulso pasajero o algo más?

Beth;

        —Es lo que querías, ¿verdad? —dijo Cirkut a mi lado.

        —Sí, transmite la canción tal como quería que sea —respondí, sonriendo de lado.

Mi mente estaba ocupada por dos cosas en ese momento: la canción y el beso reciente. La canción reflejaba una parte de mí, una parte de lo que había sentido en algún punto. La voz de Jungkook expresaba la melancolía de la letra con el pegajoso ritmo. Sin duda, era muy placentero escucharlo.

A ratos sentía su mirada sobre mí, y otras veces era yo quien lo miraba fijamente. Mi corazón se me aceleraba a mil por hora, cada vez que nuestras miradas se cruzaban.

        —Regresaremos en veinte —dijo Hana, refiriéndose a Jon.

        —Claro, lo dice la agenda —le recordó él.

Yo solo me limité a escuchar.

Cuando terminó la segunda toma, la sesión se detuvo. Jungkook salió de la cabina y me preguntó que tal había estado esta vez. Sin dudarlo, había sido maravilloso. Se acercó a mí mientras el resto hablaba de los detalles faltante del álbum.

        —¿Cuándo te vas? —pregunté, mirándolo.

        —Hoy en la noche —respondió Jungkook, con su mirada aún fija en la mía.

Sentí un pequeño vacío formarse en mi pecho al escuchar sus palabras. Era como si, de repente, todo el tiempo que habíamos pasado juntos se acortara con una simple frase. No sabía qué decir; las palabras se sentían inadecuadas, incompletas.

         —Pero regreso pronto —añadió, como si intentara aliviar la tensión que inevitablemente se había creado entre nosotros.

        —Okey —murmuré, intentando sonar tranquila. Pero por dentro, una tormenta de emociones se desataba. El beso, la canción, su partida... todo se mezclaba, haciéndome sentir a la deriva.

Jungkook me observaba con una intensidad que no pude evitar notar. Sabía que él también sentía el peso de nuestra conversación, aunque sus ojos reflejaban algo más, una promesa no dicha. Había algo en su mirada que me decía que, aunque se iba, no era un adiós definitivo. Solo una pausa.

        —Regreso pronto —repitió, como si eso aliviara el peso que ambos sentíamos.

Yo solo asentí otra vez, sin decir nada. Pero su mirada lo decía todo. No quería que se fuera, al igual que él no quería irse. Pero tampoco sabía qué hacer con lo que había ocurrido. El beso, la tensión... todo eso había desatado una avalancha de emociones que no esperaba.

Hana se acercó, interrumpiendo el momento.

        —Jungkook, ¿puedes revisar esto antes de irte? —dijo, señalando unas notas en su tableta.

        —Sí, claro —respondió.

Me levanté del asiento y, mientras caminaba hacia la salida, volteé a verlo, antes de desaparecer por la puerta. Sabía que no era un adiós definitivo, pero ese instante entre nosotros había dejado algo sin resolver. Algo que no se podía ignorar.

caminé por el pasillo en dirección al elevador. En cuestión de horas, Jungkook estaría camino a otro destino, y yo me quedaría aquí, con todas estas preguntas sin respuesta.

Las puertas del elevador se abrieron, y entré de inmediato. Me apoyé contra la pared, cerré los ojos y dejé que el silencio me envolviera. ¿Qué significaba todo esto? No era solo un beso, era mucho más. Pero estaba tan asustada de lo que eso podría significar, de cómo podría cambiar nuestras vidas.

        —Beth.

La voz de Jungkook me sacó de mis pensamientos. Me volví antes de que las puertas se cerraran. Él llegó corriendo hasta el elevador, parado frente a mí. No supe cómo responder al verlo allí, mirándome con la misma intensidad de antes. Había algo en su expresión, una mezcla de urgencia y algo más profundo.

        —No quería irme sin hablar contigo —dijo, entrando conmigo al elevador.

        —Jungkook, no tienes que decir nada —respondí rápidamente, aunque sabía que no era cierto. Quería que dijera algo, cualquier cosa que aclarara lo que estaba pasando entre nosotros.

        —No, sí tengo que decirlo —insistió, su voz firme—. Lo que pasó antes... no quiero que pienses que fue solo un momento. Para mí significó mucho más.

Mis ojos se encontraron con los suyos, y de repente, todo el peso de lo que sentíamos se hizo aún más evidente.

        —Para mí también —dije en voz baja, casi como un susurro.

Jungkook dio un paso más hacia mí, hasta que estábamos lo suficientemente cerca como para que nuestras respiraciones se mezclaran. El elevador empezó a bajar. Quería detener el tiempo, congelar ese momento antes de que tuviera que irse.

        —Voy a regresar pronto, Beth. Y cuando lo haga... quiero que hablemos, de verdad —dijo, sus palabras llenas de promesas.

        —Cuídate —susurré, mientras él se inclinaba más hacia mí.

        —Tú también —respondió, en un murmuro.

Nuestros labios estaban a punto de tocarse cuando el elevador se detuvo. Tuvimos que separarnos de inmediato.

        —Debería regresar al estudio —susurró a mi lado, soltando una ligera risa, mientras un par de personas subían.

        —Deberías hacerlo — respondí con una sonrisa, devolviéndole su gesto que, sin duda, me llenaba.






Jungkook ya le dijo a Beth.🥹

La verdad Somebody, si es muy personal 🥺

Opiniones aquí. 👉

Espero les haya gustado el capítulo de hoy.

Muchas gracias por leer, comentar y no se olviden votar. 💜

Las amo mucho, mucho. 💙 🎶

Sinfonía (Jeon Jung Kook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora