capitulo 20

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Sabrina.

El hospital de la central estaba en plena actividad, el aire impregnado con el olor a desinfectante y el eco de voces apremiantes. Sam y yo habíamos sido asignadas a atender a los soldados heridos después de un violento enfrentamiento. La urgencia y el caos envolvían cada rincón, y mi corazón latía con la adrenalina del momento.

Me dirigí a la primera cama, donde un soldado, visiblemente adolorido, me miraba con esperanza. Le apliqué un vendaje a su herida y le hablé con calma, intentando que se sintiera más tranquilo. Sin embargo, mi atención pronto se desvió hacia la cama contigua, donde se encontraba el Capitán Parker.

Era la primera vez que lo veía de cerca. Su cabello oscuro y sus ojos claros tenían una intensidad que me hizo sentir una extraña mezcla de curiosidad y desconcierto. Al parecer, él sentía lo mismo, porque no podía apartar la mirada de mí.

-Eres hermana de Bratt, ¿verdad?- preguntó, rompiendo el silencio con una voz profunda que resonó en mi pecho.

-Sí, lo soy -respondí, sin apartar la vista de la herida que trataba.

Su interés me sorprendió, pero intenté no dejarme llevar. Sabía que no era el momento para distraerme.

A pesar de mi respuesta, sus ojos seguían fijos en mí, como si quisiera descubrir todos mis secretos. Me sentí un poco incómoda, así que decidí ignorarlo y seguir con mi trabajo. Era mejor así. No tenía tiempo para flirteos ni distracciones.

-No puedo creer que Bratt tenga una hermana tan... -se detuvo, buscando las palabras adecuadas, mientras una sonrisa juguetona se dibujaba en sus labios. -...tan impresionante.

Ladeé la cabeza, sin dejar de atender a los soldados.

-No estás aquí para hacerme cumplidos, capitán. Concéntrate en tu recuperación. -Era un intento de poner un límite, de recordar que este lugar no era un salón de belleza.

Parker se rió, y el sonido me hizo sonreír involuntariamente.

-Tienes razón. Lo siento, pero es difícil no mirar a alguien tan fascinante.

A pesar de mi mejor esfuerzo, no pude evitar sentir un ligero rubor en mis mejillas. No quería que se diera cuenta de que su mirada me afectaba. Pero, en el fondo, había una parte de mí que disfrutaba de su atención. Era un juego peligroso en el que no quería entrar, especialmente con el caos que nos rodeaba.

Sam se acercó, observando la interacción con una sonrisa traviesa.

-Sabrina, ¿puedes dejar de coquetear y concentrarte en lo que realmente importa? -dijo, lanzando una mirada cómplice hacia Parker.

Ignoré a mi amiga, aunque sabía que tenía razón. Pero el tiempo apremiaba, y no podía permitirme distraerme con pensamientos de romance ni de flirteos. Mi mente estaba en el trabajo y en lo que venía después.

Finalicé el vendaje de Parker y me volví a él, intentando mantenerme seria.

-Te veré más tarde, capitán. Concéntrate en sanar.

Él sonrió, el brillo en sus ojos no desapareciendo.

-Lo haré, pero solo porque me lo pides tú.

Mientras me alejaba, sentí las miradas de los demás soldados sobre mí. Era un recordatorio de que, a pesar de todo, había algo más allá de nuestro trabajo oscuro y peligroso. Me dirigí hacia Sam, quien me miraba con complicidad.

-Sabes que le gustaste, ¿verdad?-preguntó, alzando una ceja.

-No estoy aquí para eso, Sam-respondí, intentando sonar más segura de lo que realmente me sentía. La última cosa que necesitaba era complicaciones románticas.

The Blonde goddessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora