capitulo 22

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Sabrina.

El aire en Bulgaria era denso, cargado de la tensión que precede a una tormenta. Sam y yo habíamos viajado con un propósito claro: unir fuerzas con los grandes del crimen. Al llegar, la atmósfera estaba impregnada de anticipación. La reunión no era solo una negociación; era una demostración de poder.

Vestida con un vestido negro ajustado que acentuaba mi figura y un abrigo de piel que caía elegantemente sobre mis hombros, entré en la sala donde los mafiosos estaban reunidos. Sam estaba a mi lado, como siempre, mostrando su propia fuerza con un elegante conjunto que emanaba confianza y determinación. Ambas éramos una fuerza imparable.

Antoni, se levantó al verme, su mirada fría pero con un destello de reconocimiento. Se acercó y me beso , algo que había llegado a esperar de él. Nuestros encuentros nos habían unido en un terreno de respeto mutuo. El roce de nuestros labios fue un recordatorio de nuestra alianza, de lo que significábamos el uno para el otro en este oscuro mundo.

A su lado, Ilenko, el boss y su hijo, Vladimir, quien siempre había demostrado un respeto genuino hacia nosotras. En la esquina, Gregory Petrova, el jefe de los búlgaros, y un grupo de daneses que no mostraban miedo, pero sí una arrogancia innecesaria.

La conversación comenzó con un intercambio sobre el Hacoc, el proyecto oscuro que Antoni había gestado, y el LewNa, que era nuestra mercancía más preciada. Las palabras se cruzaban entre ellos, pero no podía evitar que mi mente se concentrara en el poder que estaba por consolidar.

Fue entonces cuando el líder de los daneses, un tipo despreciable llamado Lars, se dirigió a mí en su lengua natal. Su mirada era desafiante, como si quisiera provocarme.

-Du er bare en luder, Sabrina,-dijo, riéndose con desdén. Su tono era burlón, y podía ver que había estado esperando el momento perfecto para insultarme.

Mis ojos se entrecerraron. -¿Te crees muy inteligente, Lars?-respondí, manteniendo la voz firme. La sala se detuvo, todos observaban, anticipando lo que vendría a continuación. -¿Realmente piensas que puedes hablarme así y quedarte impune?-.

-Hvorfor skulle jeg være bange for dig? Du er ikke mere end en kvinde, der tror, hun kan spille i denne liga,-contestó, desestimando mis palabras con una sonrisa arrogante.

¿Por qué debería tenerte miedo? No eres más que una mujer que cree que puede jugar en esta liga.

Con una sonrisa desafiante, lo miro.

-Du skal ikke undervurdere mig, Lars. Jeg er ikke bare en kvinde, jeg er en gudinde.

No debes subestimarme, Lars. No soy solo una mujer, soy una diosa.

La sala se quedó en silencio, mis palabras resonaron con fuerza.

Antoni se inclinó hacia adelante, listo para actuar, su furia contenida a punto de estallar. Pero fui más rápida. Sin darme tiempo a pensar, saqué mi arma y disparé; la bala atravesó su cabeza, esparciendo un chorro de sangre en la mesa. El eco del disparo resonó en la habitación, y la mirada de los demás se volvió hacia mí, paralizados por la sorpresa.

-Soy la diosa-dije con voz firme, sintiendo la adrenalina recorrer mi cuerpo. -Y no toleraré insultos. Quien se atreva a menospreciarme enfrentará el mismo destino-. Miré a los otros mafiosos a los ojos, dejando claro que mi advertencia no era solo una frase. Era una sentencia.

Sam, que había estado a mi lado durante todo este espectáculo, respiró con fuerza, una mezcla de furia y orgullo brillando en sus ojos, no podíamos permitir que esa insolencia fuera aceptada.

-Nadie habla así de ella-aspecto, su voz resonando con autoridad.

La sala estaba en silencio. El cuerpo de Lars yacía sin vida, un recordatorio de lo que pasaría a quienes mostraran debilidad. Antoni sonrió, reconociendo el poder que había en mi.

The Blonde goddessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora