Interludio - Consecuencias

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Harry Potter estaba sentado en el borde de una ventana del cuarto piso, sus ojos verdes miraban hacia el viento en la distancia.

El sol se ponía en el horizonte, apenas visible detrás de los copos de nieve que reflejaban su luz en una variedad de tonos.

Harry balanceaba sus pies en el aire mientras observaba la nieve caer sobre los terrenos de Hogwarts.

La chimenea de Hagrid ardía con una intensidad inusual a lo lejos, los árboles cubiertos de nieve en el Bosque Prohibido, el lago congelado.

—¡Harry! ¡Eso es peligroso!

El chico parpadeó un par de veces antes de volverse y ver a Hermione Granger con los ojos muy abiertos en el pasillo detrás de él. La chica estaba parada con una expresión de horror en el rostro; claramente, no esperaba encontrarlo ahí, pero parecía haberlo estado buscando por algún motivo durante un tiempo. Quizá tenía algo que ver con el sol poniente en la distancia. Harry no estaba seguro si era porque se había saltado otra clase sin darse cuenta y los profesores la enviaron a buscarlo, o si era fin de semana. Notó la mirada de Hermione en el marco donde estaba sentado, y su mente conectó los puntos.

—¿Oh? Lo siento si no se permite abrir las ventanas, es solo que... Necesitaba un tiempo para pensar; te prometo que la cerraré tan pronto como pueda.

La expresión de Hermione se volvió de exasperación, como si no pudiera creer la tontería que salía de la boca del chico, y no tenía problemas expresando la razón de su enojo.

—¡¿Por qué estás sentado en el borde de la ventana?! Está bien que quieras tomar aire, pero ¡¿qué pasa si te caes?!

Harry miró hacia abajo; la caída sería increíble, pero de alguna manera el prospecto de caer hacia una muerte asegurada no lo asustaba mucho. Harry no podía decidir si estaba intrigado por lo que pasaría o si alguna protección mágica del castillo lo detendría de saltar hacia su muerte. Estaba seguro de que esto debería ser aterrador, pero por algún motivo no estaba asustado en lo más mínimo; tal vez era porque su cicatriz no dolía tanto ahora, o porque simplemente mirar el paisaje hacía menos intensa la sensación de que había algo que debía recordar y no podía. Quizá él ya se había congelado en el marco de la ventana y no era más que un fantasma... ocupando el lugar de su cuerpo congelado... ¿Podría siquiera mover su cuerpo congelado si de hecho era un fantasma?

Harry intentó verificar su última hipótesis moviéndose un poco en el marco, pero en cuanto lo hizo sintió como algo lo tiraba desde detrás de la túnica.

Harry cayó sobre su espalda en la suave alfombra del castillo y se golpeó la cabeza contra el suelo. El dolor usualmente lo despertaría de su letargo, pero parece que estar congelado en el marco de la ventana había suprimido su reacción. Harry miró con ojos desenfocados a Hermione, quien obviamente lo había jalado de la túnica para sacarlo de la ventana. Probablemente debería agradecerle, pero el chico solo inclinó la cabeza ante la chica. Él estaba mezclando una poción hace unos minutos, ¿o acaso estaba trasplantando alguna hierba mágica? Sea lo que fuera, se sorprendió al ver a la chica allí. ¿Cuándo había llegado?

—¿Oh? Hermione, ¿qué haces aquí?

Hermione Granger respiró lentamente, con una expresión complicada, como si hubiera visto aquella expresión en el rostro del chico más de una vez y estuviera intentando calmar su desesperación para hablar con coherencia.

—McGonagall me pidió que te buscara, faltaste a todas las clases hoy.

Sí, eso tenía sentido, pensó que era una opción. ¿Pero por qué hay clases en esta época? ¿No estaban en vacaciones? ¿Y por qué estaba Hermione aquí? Harry estaba bastante seguro de que Hermione había vuelto con sus padres para Navidad. Se rascó la cabeza antes de acariciar sutilmente su cicatriz.

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⏰ Última actualización: Oct 29 ⏰

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Tanya la serpiente de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora