C8.5 Tanya mala, alejate de eso.

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Tanya balanceaba la varita de lado a lado en sus manos mientras leía por lo bajo. "Todo aquel que utilicé una maldición imperdonable sobre otra persona será condenada a una cadena perpetua en Azkaban sin la posibilidad de libertad condicional" Bajando su dedo por la página Tanya encontró "Imperius, Cruciatus, Avada Kedavra..." sus ojos se detuvieron en las maldiciones por unos momentos antes de bajar un poco más. "Una persona controlada por la maldición Imperius es capaz de realizar muchas hazañas que normalmente no podría lograr, o no estaría dispuesta a hacer, sólo por el simple hecho de ser obligada por el usuario. Ello se debe a que la maldición otorga a la víctima, mientras está bajo sus efectos, las habilidades necesarias para llevar a cabo la tarea en cuestión, como, por ejemplo, una mayor fuerza física, un mayor conocimiento, o la capacidad de realizar hechizos muy por encima de su nivel"

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Tanya mientras ella repasaba en su cabeza: "Aquel que utilicé una maldición imperdonable sobre otra persona... sobre otra persona..."

En aquel momento Tanya notó que el profesor Quirrell se acercaba a su mesa, usando la varita de doble núcleo que ella tenía escondida debajo de su túnica aplicó un pequeño hechizo de ilusión sobre el libro que estaba leyendo, convirtiéndolo en el libro de defensa contra las artes oscuras de primer año.

Tanya noto la mirada del profesor posarse sobre su libro por incluso un segundo de más del que ella le gustaría, poniéndola nerviosa, en aquel momento la mirada del profesor cambio de su libro a sus ojos, observando fijamente sus ojos, como si estuviera intentando mirar en la profundidad de su alma, una mirada insulsamente seria que le recordó a aquella Snape le dio apenas la semana pasada cuando estaba siendo reclutada (forzada) para el equipo de Quidditch, aquella mirada que le trajo la visión de un bebé cuando ella la mantuvo.

Tanya no quería romper el contacto visual, ella quería ser vista como alguien a quien respetar, alguien digna y tal vez algo arrogante que sin duda debería estar en Slytherin, alguien con una gran familia de sangre limpia y que se comportaba como si tuviera el mundo en la palma de su mano gracias a la influencia de sus padres, como eso no era realmente la verdad mientras menos indicios existieran  de que ella venía de un orfanato muggle cualquiera mejor. Sin embargo, ella temía que fijar su mirada tan firmemente, de una manera tan arrogante y desafiante en los ojos del profesor haría que se repitiera aquel extraño suceso en el que ella juraría vio dentro de Snape por unos momentos. 

Cargada con tales pensamientos y preocupaciones mientras seguía jugando con su normal al mismo tiempo que le devolvía una mirada ligeramente afilada, pero que tambien podría ser excusada como una mirada de desinterés que enmascaraba su mente interna al profesor, Tanya  finalmente fue capaz de relajarse un poco cuando Quirrerll volvió a tomar su actitud timada mientras rompía el contacto visual y se alejaba a contestar la duda que tenía un alumno cercano.

Tanya miró de reojo al profesor con su gran turbante morado sintiendo un extraño sentimiento de familiaridad de él que antes no había sentido, algo sobre la parte de atrás de su turbante atraía su mirada instintivamente, era una sensación extraña aquella, pensando en investigar aquel tema en otro momento Tanya deshizo la ilusión sobre su libro y se congeló al instante.

Escrito sobre sus páginas con un trazo oscuro y violento que casi parecía haber sido escrito por alguna entidad sobrenatural estaba: "ven a verme frente al bosque prohibido a medianoche." Sus ojos se movieron lentamente a la parte de atrás del turbante de Quirrell mientras una mala premonición se apoderó de ella.

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Era oscuro en aquel momento, bien entrada la noche para ese punto, los árboles en el bosque proyectaban extrañas sombras danzantes que se deslizaban sobre el pasto y las hojas caídas al lento ritmo del viento, moderadamente lejos de una cabaña, pero lo suficientemente cerca como para no ser visible mientras se tenía una línea de visión sobre cualquiera que se dirigiera al bosque prohibido, allí había una figura oculta en la oscuridad invisible para cualquiera que viera desde afuera; aquella figura oscura miraba atentamente a una persona acercarse hacia ella, esa persona era profesor Dumbledore iluminado solamente con una pequeña luz producida por su varita. Sus pasos tranquilos y silenciosos, su expresión indescifrable, mientras el caminaba lenta y ominosamente directamente hacia la figura que no debería ser visible para nadie que saliera del castillo, sin embargo la figura del director no parecía tener problemas para conocer la posición de la figura.

Tanya la serpiente de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora