12: Bienvenida

167 31 0
                                    

Juliana

Sólo falta un día para que Valentina venga a Nueva York, ¡un día! Me siento emocionada pero también un poco asustada.

Ha transcurrido casi una semana y no he podido hablar con ella, le he enviado mensajes pero no me ha respondido; eso lo más inusual del mundo, Valentina siempre responde a mis mensajes. Obvio, no me he atrevido a llamarla por teléfono, la única vez que lo hice, hace cuatro días, ella no respondió.

Estoy segura que algo le ocurre pero no sé qué es. En el fondo temo llamarla para preguntarle y que ella me diga que se arrepintió, que no se mudará.

Llevo más de cinco minutos mirando mi teléfono móvil, intentando encontrar valor para llamarla y preguntarle qué ocurre, tengo la excusa perfecta, necesito decirle dónde la esperaré en el aeropuerto, sin embargo, aquí estoy, dudando sin saber qué hacer.

Casi se me cae el teléfono de las manos cuando comenzó a vibrar y vi su foto en la pantalla.

No lo pensé dos veces y respondí asustada:

- ¡Val! ¿Eres tú?

-Sí Juls, soy yo.

Su voz se notaba apagada, triste; esta vez no había sonrisas.

-Por favor Valentina, dime, ¿Estás bien? Estoy preocupada. No has respondido a mis mensajes ni a mis llamadas ¿Pasa algo?

-Lo siento Juls, no quería preocuparte, pero necesitaba un tiempo a solas, necesitaba pensar. Por eso no respondí a tus mensajes. Pero ya me siento mejor, lo suficiente para llamarte y confirmar que mañana estaré en Nueva York, tal como lo planeamos. Sin embargo, quiero pedirte algo ¿Puedo?

No negaré que sentí un inmenso alivio cuando Valentina me confirmó que vendría, que nuestros planes seguían intactos.

De inmediato le respondí:

-Por supuesto que sí. Pide lo que quieras.

-La razón por la cual no me comuniqué contigo en estos días es por algo muy mío, algo que me ha hecho pensar muchas cosas y que necesito hablar con alguien... contigo. Tú serás la primera persona en saber de qué se trata, pero necesito un poco de tiempo para hacerlo...

Me asusté con eso que dijo, pensé mil cosas, no debía interrumpirla pero lo hice:

-Valentina, me estás asustando... ¿Estás enferma? ¿Es algo grave?

Valentina se rió levemente y me interrumpió para decirme:

-No Juls, no es nada grave... sólo son cosas mías; podría decirse que estoy atravesando una especie de crisis existencial, algunas cosas que necesito procesar antes de hablar de ello, eso es todo. Por eso quiero pedirte algo.

Mucho más aliviada, respondí:

-Dime, haré lo que sea.

Noté que Valentina sonrió de nuevo cuando me dijo:

-Gracias Pitufa... de verdad, muchas gracias. Estoy segura que cuando me veas notarás que estoy un poco rara, distante, pensativa... en fin, sé que me conoces y sé que lo notarás...

Esta vez fuí yo quien me reí y dije, a modo de broma, matizando mi tono de voz con un leve toque de ironía:

-Val, no tengo que verte para saber que estás un poco rara, pero gracias por avisarme.

Ella se rio, esta vez con más ganas, y dijo:

-Creo que he sido una tonta por haber evitado hablar contigo antes, sólo con escucharte, con oír tus voz, ya me siento mejor.

Clásico VI JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora