ᴅᴜᴍʙ ʙʟᴏɴᴅᴇ | ᴄʟᴏʀɪᴠɪᴀ

1.

Realmente no soy una persona mala, me adapto a la personalidad de todas las personas excepto a la de un individuo. Cada vez que escucho la voz o simplemente aparece en mi vista siento una extraña sensación y un dolor de cabeza estúpidamente fuerte, como si fuera algo más grave que la migraña.

Hablando de mi estúpida migraña, había aparecido de nuevo al ver cómo aquel individuo entraba por aquella puerta del salón que lastimosamente compartíamos ¿Mi suerte no podía ser peor? Claro que no, era peor que la sal... ¿Que tipo de sal sería yo?

—Quitate de mi asiento, pareces nuevo aquí. Esa voz irritante se metió en mi oído retumbando cada parte de el y expandiendo mi pobre dolor de cabeza.

Mis ojos se fijaron ante aquella escena que no era nada agradable, el chico que estaba sentado tranquilamente estaba recogiendo sus pertenencias al intentar tomar su última pertenencia pero uno de los chicos que estaba con la causante de todo eso tomo el bolso del chico tirando sus pertenencias en todo el suelo.

—Eres muy lento, mis pobres pies ya  están cansados.

—¿Ves lo que provocas, idiota? Un simp de aquella chica salió a hablar, tomando agresivamente los hombros del chico y prácticamente tirando el cuerpo de este al suelo.

—Basta con su espectáculo, dejen al pobre chico en paz. Mi gran bocota se había abierto llamando la atención de todo el salón, después de todo era la única que podía hacer algo.

—Oh miren la rata que salió, la querida nieta del director, nuestra querida Clorinde. Gire mis ojos al escuchar aquello ¿Debían recalcar aquello siempre? Mis ojos se dirigieron a la causante de todo eso y por mí gran sorpresa está misma me miraba fijamente.

—Tienes que detener todo esto, si no tendré que hablar con los profesores.

—Te creés gran cosa por ser la presidenta del consejo estudiantil, no me importa que vayas de habladora con los profesores.

—¿No te importa, Navia? Entonces... Creo que no te importará tener toda una semana de castigo después de clases. Aquel grupo alborotador solo me miró con el ceño fruncido, sabía perfectamente que sus fiestas después de clase significaban todo para sus patéticas vidas.

El grupo me dió una última mirada de odio para luego ir a tomar diferentes asientos, solo pude dar un pequeño suspiro de cansancio, me puse de cuclillas para empezar a tomar las pertenencias del chico agredido al guardarlas todas en su bolso, me puse de pie y extendí mi mano hacía aquel chico que estaba tirado, este la tomo con gusto.

Al terminar de ayudarlo a levantarse de aquel sucio suelo, me fui a mí asiento viendo como aquella rubia no dejaba de mirarme, su mirada era de odio por defender aquella pobre alma aún así ¿Que podía hacer yo? Aquello solo era mi deber como presidenta, a la vez no le debía empatía a una persona tan desagradable como ella, después de todo ella solo era una rubia tonta.

Gracias al lector que me dió el título que hizo que quisiera hacer una nueva historia Clorinde en mi perfil.

Gracias SweethieBSD