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—Sabia que no podías resistirte a mí después de todo.
—¿No te cansas de solo decir estupideces?
—No digo estupideces.
—¿No? Entonces que sale de tu boca ahora mismo. Le respondí a la rubia a unos cuantos centímetros de su cara fastidiosa está solo se quedó callada y se dió media vuelta para sentarse en aquella silla de la biblioteca.
—¿Por qué estamos aquí?
—Para estudiar. Tire los libros que necesitábamos en aquella mesa, ella se quedó observandolos con desprecio.
—Odio la biblioteca, tiene olor a perdedor.
—Normalmente no huele así, creo que es porque tú estás aquí. Sus ojos azules giraron con enojo por mi comentario, esto estaba saliendo peor de lo que creía.
No pensaba que podía ayudarla actuando ambas de esta manera, no llevarnos bien iba a impedir que ella se enfocara en algo más que en fastidiarme. ¿Cómo podía llevarme bien con ella? Si lo único que hacía era hacer comentarios estúpidos y ser una estúpida, odiaba con toda mi alma está situación.
—A ver rubiecita ¿Que sabes de química? Ella me miró con su típica mirada de idiota y al juzgar por su reacción no tenía ni idea que existía tal cosa como "química". —Tu estupidez me sorprende.
—Callate imbécil, siempre me quedo dormida en esa clase. La rubia no mentía, siempre la veía dormida al final del salón cuando empezaban las clases de química. Ahora tenía sentido su mala condición académica.
—¿Hay alguna materia en la que te vaya bien?
—Hm... Biología. Tome los libros de biología dejándolos a un lado —¡Hey! ¿Que haces?
—Vamos a enfocarnos primero en las materias que vas mal.
La rubia asintió rápidamente, podía decir que parecía un perro en este momento, específicamente un Golden retriever ¿Era por su color de cabello? Probablemente era por eso que me daban similitud.
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