ᴅᴜᴍʙ ʙʟᴏɴᴅᴇ | ᴄʟᴏʀɪᴠɪᴀ

5.

¿Por qué tenía que ser tan tonta? Conocía que algunas personas eran malas en las materias, pero no en todas las materias como la rubia. Sus exámenes no subían de 1 ¿Al menos intentaba hacerlos? Parecía que solo se sentaba se hacía la linda y ya, pero la duda aquí era ¿Cómo es que podía pasar de año? Era algo realmente preocupante.

¿Cómo tenía tanta información de ella? Pues claro... Los profesores dejaban todo el trabajo sucio en mis manos, ahora mismo tenía una carta de todos los profesores para esa misma rubia. Tenía entendido que ella debía de mejorar sus calificaciones o si no tenía que hacer trabajo extra para las vacaciones para poder pasar de año.

—¿Cómo es que piensan que ella suba sus calificaciones? Sí ni siquiera pone atención en clase.

—Ya tenemos todo resuelto, solo entregale esa carta. Mire con duda aquella carta, debía de contener un milagro dentro para hacer que aquella rubia tuviera un poco de concentración en las clases.

Me despedí gentilmente de la profesora para irme a buscar a la responsable de perder mi tiempo, tarde unos cuantos minutos en encontrarla ya que está normalmente estaba en un solo lugar. Sabía perfectamente que a estás horas debía estar en el gimnasio en su práctica de animadoras y solo lo sabía por ser la presidenta del consejo estudiantil, nada más por eso.

—Navia.

—¿Que quieres imbécil? ¿Acaso no ves que estoy ocupada? Alcé mi ceja con duda al ver lo "ocupada" que estaba. Simplemente estaba sentada en las gradas del gimnasio tomando agua junto a su grupo de simios.

—No me importa, esto te lo envían los profesores. Tire la carta en sus piernas para luego retirarme de ahí, aquello no era de mi incumbencia en lo absoluto.

Al salir del gimnasio pude escuchar aquel grito agudo que no se me perdía para nada y unos pasos que venían directamente hacia mi dirección, voltee a ver de reojo, pero ya tenía el rostro de la rubia a unos cuantos centímetros del mío y sus manos apretando fuertemente mis hombros.

—Tu escribiste esa maldita carta ¿No es así?

—¿Por qué yo haría tal cosa?

—Quizas porque estás obsesionada conmigo.

—¿De que mierda estás hablando? Ni se que dice en esa carta. La rubia soltó su agarre de mis hombros para luego pegarme fuertemente la carta contra mí pecho, tome la carta para leer el contenido que esta tenía.
—¿Yo por qué querría ayudarte en esto? No me importa como te vaya en tu vida.

—Eso dices maldita, te interesa cada parte de mi vida. Hice una cara de asco al escucharla decir eso ¿Que se creía? Su vida para mí era insignificante y la mía mejoraría si en mi vida cotidiana ella no existiera.

—Estas mal de la cabeza rubia tonta, aún así yo no te ayudaré en eso, busca a alguien más.