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Podía maldecirme toda mi vida ¿Cómo había sido capaz de hacer eso

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Podía maldecirme toda mi vida ¿Cómo había sido capaz de hacer eso...? Mi sentido común se había ido completamente, al menos no había pasado a más, por la interrupción de su madre.

—¿Que te pasa hoy? Te ves muy distraída. Pregunto Neuvillete mirándome directamente a mis ojos, solo aparte mi vista para evitar aquel contacto visual.

—Estoy cansada. Respondí rápidamente sin interés, pensé que iba a preguntar más, pero no dijo nada.

Mi desgracia había aumentado, mi sal, todo lo malo, toda la mala suerte estaba en mí, yo era la reina de la desgracia humana. Todo era culpa de aquella rubia y sus comportamientos raros ¿Por qué? Ahora yo era demasiado débil contra ella y no sabía la razón de ello, esto me estaba comenzando a enojar bastante.

—Acuerdate de la tutoría de hoy. Voltee a ver a la rubia que estaba en frente mío, observé cada parte de ella viendo como su cuello estaba lleno de las marcas de ayer.

Mis mejillas de nuevo estaban ardiendo por lo salvaje que había sido ayer con ella, pero lo merecía. Ella merecía que fuera tratada así, aunque a ella no se veía que le disgustara, parecía disfrutarlo ¿Era masoquista? O yo era la masoquista. En fin ¿Quien se metería con alguien a quien odia? Nadie, absolutamente nadie cuerdo haría eso.

—Claro. Mi respuesta fue indiferente ganandome una mirada de confusión de ella ¿Que esperaba? Que fuera una idiota como sus perros, claro que no.

—Bueno, de nuevo en mi casa, ya que ayer no pudimos terminar lo que empezamos. De nuevo esa mirada y esa sonrisa ¿No le daba vergüenza? No, claro que no. Ella sabía perfectamente que se veía bien, aquella mirada debía de ser de manipulación absoluta, ella me estaba manipulando, era lo más obvio.

La rubia se fue con su grupo de idiotas ahora yo estaba perdida, sentía de nuevo ansioso mi cuerpo y odiaba sentirlo así, no me gustaba para nada, esa rubia tonta me estaba volviendo loca. Voltee mi vista hacia Neuvillete que me veía con duda, él no era tonto como su hermana, debía tener ya una teoría sobre lo que ha estado pasando entre Navia y yo.

—No diré nada, pero ten cuidado con esa rubia.

El me dió una pequeña sonrisa, sabía que el podía comprender la situación y no le diría nada a su hermana, sí ella se enteraba, iba a ser peor para mí.

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ᴅᴜᴍʙ ʙʟᴏɴᴅᴇ | ᴄʟᴏʀɪᴠɪᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora