ᴅᴜᴍʙ ʙʟᴏɴᴅᴇ | ᴄʟᴏʀɪᴠɪᴀ

33.

Sentía su distanciamiento cada que me acercaba a ella, intenté hablarle más de una vez para arreglar las cosas... Ella se salía con la suya y se escapaba de mí, está situación me estaba poniendo de mal humor... ¿Que culpa tenía yo? La había buscado para arreglar las cosas ¿No podía fijarse en eso y ya? Ella debía de hacer las cosas más complicadas.

—¿Problemas con tu amor?

—No es mi amor, pero si tengo problemas con Navia.

—Se nota, creo que todo el instituto se dió cuenta.

—Mhm... ¿Que les importaba a ellos si estaba mal con Navia? Todos eran unos chismosos.

—Hablando de ella, se está acercando hacía acá, grabaré por si te da otra cachetada. Maldita Furina solo la mire con odio, la odiaba tanto en estos momentos que quería estrangular su pequeño cuello.

Ignore la estupidez de ella para voltear a ver a la rubia que si, definitivamente venía hacia mí ¿Que debía hacer? Mis ojos vieron hacia otro lado intentando no verla, sí no la veo, ella no me ve.

—Necesitamos hablar.

—¿Me hablas a mí?

—Sí ¿A quien más?

—¿Quieres hablar aquí?

—No imbécil, a solas. Ella tomó mi muñeca llevándome casi arrastrada de la cafetería, parecía tener prisa... Y su humor no parecía el mejor.

Ella me llevo a los camerinos al estar ahí no había absolutamente nadie, creo que se iba a convertir en nuestro lugar seguro, sus ojos azules me veían fijamente y no pude evitar hacer lo mismo, de alguna manera extrañaba verla así de cerca aunque sonara extraño.

—¿De que quieres hablar?

—De nosotras.

¿Nosotras? Sus manos tomaron delicadamente mis manos, sus manos eran suaves y cálidas eliminando toda incomodidad, aunque era extraño ya que nuestras manos nunca se habían tocado con ese tacto tan ligero y cómodo.