22.

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—Es una lastima que mi madre nos interrumpiera ayer

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—Es una lastima que mi madre nos interrumpiera ayer. La rubia me miraba fijamente desde el pequeño sillón que tenía en su habitación, yo me encontraba sentada en aquella cama rosa.

—¿Que pasa contigo?

—¿De que hablas?

—¿No me odias?

—Sí, te odio. Esa respuesta era genuina solo suspiré cansada al no poder entenderla realmente.

—¿Por qué haces esto conmigo? Si dices que me odias.

—¿Por qué también tú lo haces? Me cerró la boca ella me miró con una sonrisa burlona para luego sentarse encima de mi pierna derecha, sus dos piernas rodean mi pierna y su parte íntima estaba justo en mi muslo sintiendo como mojaba lentamente mi pantalón en esa zona, buen día para que usará falda, por inercia tome sus caderas.

Era una posición un tanto extraña ya que en la forma en la que se había sentado era un tanto... Comprometedora, ella acercó su rostro al mío y beso mis labios suavemente, para luego morder mi labio inferior apreté las caderas de esta para luego ver cómo ella sola se movía en mi pierna. Sentir aquel roce húmedo iba a volverme loca y hacía peor la situación los pequeños jadeos que salían de su boca.

Separamos nuestros labios, al abrir mis ojos no podía ver mejor escena que la que mis ojos presenciaban. Ella mordía sus labios, mientras sus caderas iban en un vaivén en mi pierna, sus mejillas totalmente sonrojadas y su mirada de lujuria... Podría obsesionarme con ella.
Mi pierna estaba completamente húmeda por sus fluidos, por ahora no me molestaba haber ensuciado mi pantalón por ella, había valido la pena aquello ya que ver a la persona que me odia masturbándose con mi pierna, era un sentimiento extraño.

—¿Te gustó, rubia tonta?

—No, eres mala para esto. Su voz sonaba cansada, solo me reí para tomarla con fuerza de sus caderas y tirarla en su cama, amarre mi cabello en una coleta mientras sus ojos me veían fijamente con deseo.

—Veamos sí soy peor para esto. Puse mi mano en su muslo subiendo mientras lo acariciaba ligeramente con mis dedos, unos de mis dedos se dirigió al centro de su intimidad sintiendo la humedad que ella aún tenia en su ropa interior.
—Tan mala fuí que estás demasiado mojada. Moleste a la rubia viendo como ella volvía a sonrojarse por mi comentario para luego golpearme en mi hombro.

Mi mano seguía subiendo, al estar más arriba jale su ropa interior arrancando está de su piel, sus ojos azules me veían con odio al hacer eso, pero yo solo pude reírme. Ahora sin aquel estorbó baje mi mano y con mis dedos toque sus fluidos, para luego meter sin preguntar uno de mis dedos sintiendo como ella arqueaba su espalda, moví aquel dedo en círculos observando como su cuerpo se retorcía debajo de mí, sus ojos seguían sin despegarse de los míos.

—L...Lo haces terrible.

—¿Te pregunté? Metí mi segundo dedo en ella ganandome un gemido de satisfacción por parte de ella, sus labios se cerraron fuertemente para no dejar escapar otro.
Eres una idiota.

Atrapé sus labios entre mis dientes mordiendo ligeramente sus labios, para luego meter mi lengua dentro de su boca, su lengua caliente rozaba con la mía desesperadamente. Los gemidos seguían sonando dentro del intercambio de saliva, moví mis dos dedos rápidamente, escuchando como sus gemidos sonaban aún más y su cuerpo se rozaba desesperadamente contra el mío, al fin aquel fluido salió llenando toda mi mano de el, saque mis dedos sin despejar mi vista de ella, luego le enseñé mi mano viendo de nuevo aquel tono carmezi en sus mejillas.

—¿Lo hice terrible?  Le pregunté seguido de meter mis propios dedos en mi boca y limpiarlos con mi lengua de reojo podía verla disfrutando de verme.

—Lo hiciste asqueroso.

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ᴅᴜᴍʙ ʙʟᴏɴᴅᴇ | ᴄʟᴏʀɪᴠɪᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora