24 ; cancelada

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tercera persona

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tercera persona

LA ATMÓSFERA EN EL ESCENARIO NO HABÍA CAMBIADO NI UN POQUITO. Única estaba furiosa, bufando cual toro de tan solo ver a su hermana. 

Si Mora hubiera tenido que suponer cómo sería una hermana de Única, no la hubiera imaginado para nada como Camila; quizá otra rubia, de los mismos ojos claros, pero Camila tenía una belleza sin igual incluso sin parecérsele. 

El tema de Margarita y Merlín todavía no se había solucionado; Marga había hecho un vivo, pero poco y nada había ayudado. La gente ya la había tachado de traidora y mala mina, cancelándola por todas partes; aunque igual tenía su buena cantidad de seguidores fieles. 

Al fin y al cabo, todo el mundo tenía algo que esconder, ¿no?

Mora, por su parte, estaba acomodada en uno de los sillones, su cabeza recostada contra el hombro de Rey, con sus piernas apoyadas sobre las de él. La luz tenue y la música suave de fondo creaban una atmósfera íntima, perfecta para perderse en el calor de sus besos.

Él, por su parte, estaba un poco distraído, pero nunca lo suficiente como para no devolverle el gesto a Mora. Siempre había algo en sus besos que lo traía de vuelta al presente, una especie de imán que lo devolvía a la realidad cada vez que sus labios se encontraban con los de ella.

Aunque en ese momento parecía tener la mente en mil lugares diferentes, no dejaba pasar la oportunidad de deslizar su mano sobre su pierna, acariciándola suavemente mientras la besaba.

Santiago, sentado al lado de ellos en el mismo sofá, parecía bastante menos entusiasmado con la atmósfera romántica que los envolvía. Con una ceja levantada y los brazos cruzados, los miraba de reojo, claramente molesto.

—Che, ¿en serio van a estar así todo el día? —se quejó, con una mezcla de irritación y envidia.

Mora se rió, pero no se molestó en apartarse de Rey. Si había algo que le gustaba, era ver a Santiago frustrado. Era una rutina normal, desde que había comenzado a salir con Rey, el pelear como perro y gato con su mejor amigo. 

—¿Qué te molesta a vos? 

—Lo que me molesta es que estoy acá, queriendo hablar de mis problemas, y ustedes dos están como dos pubertos —replicó, moviendo las manos en el aire, como si imitara la forma en que Mora y Rey se abrazaban—. Dale, Rey, loco, sos mi amigo. Te estoy contando algo importante y vos ahí, re colgado con Mora.

—Te estoy escuchando, Santi... Seguí —dijo Rey, aunque estaba bastante claro que no le estaba prestando la atención que él esperaba.

—Estoy hecho un quilombo. No sé qué hacer con Única y Margarita. Las dos me generan algo distinto, pero no puedo estar con las dos a la vez. ¡Es un quilombo, Rey! Vos me entendés, ¿no? —lo miró buscando empatía.

𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐯𝐨𝐬, rey (margarita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora