Capítulo 22: Mi deseo

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El amor nos dibuja la sonrisa más brillante, plaga nuestra cabeza de sueños luminosos y coloridos, pero también causa las lágrimas más dolorosas, quiebra nuestra psiquis y desmorona nuestra vida mundana como la conocemos. Independientemente del vínculo del que se trate, el amor siempre tiene fuerza sobre nosotros cuando nos conquista. Park Jimin lo supo siempre, supo que el amor duele, no porque lo hayan herido, sino porque eso le habían dicho. Decidió apostarlo todo a su amor, su temporal ceguera gustosa, hasta que el rayo tocó tierra, las rosas fueron cortadas con una guadaña y su corazón, enmudecido por el fluir de su sangre congelada en el tiempo, fue apuñalado.

Ahora empapa su rostro descolorido en lágrimas acerbas y heladas, tocando el inicio del puente de su nariz y cayendo como lluvia sobre el acolchado en el que está recostado desde la noche anterior. Su llanto es silente, pero basta con observar su rostro para hallar su miseria. Sus maletas están a un extremo de esa espaciosa habitación; no las ha movido de su lugar, no ha hecho nada más que llorar porque perdió a quien creyó era su amor, porque se siente negligente como amante y compañero afectivo, porque se recrimina y se reprocha sus acciones, las que hizo y las que no también.

Cuando se encontró con Min Yoon-gi, no pudo evitar írsele encima; la rabia y los celos se lo comían vivo en ese momento. Agarró al chico por el cuello de la ropa y estrelló su cara contra los ladrillos de la pared del callejón donde lo había arrastrado. Luego, usó una de sus manos para cubrir su boca, mientras que con sus dientes y su otra mano literalmente despedazó la parte superior de sus ropas para dejar expuesto su cuello el cual no dudó en atacar con ferocidad, y bebió de él afanosamente hasta que lo dejó inconsciente.

Ya con las lágrimas plagando su rostro, tocó el piso con sus rodillas, sosteniendo la cabeza del chico entre sus manos. Quería hacerlo, no romperle el cuello, sino arrancarle la cabeza de cuajo, como si se tratase de un muñeco defectuoso del cual quieres deshacerte. Pero no pudo hacerlo. Pegó su nariz contra la piel ajena, embriagándose con la esencia de su ahora ex pareja. Olía a su Ho-seok de los pies a la cabeza, mezclado con tabaco y colonia barata. El perfume de su novio estaba impregnado en él, y también el hedor del sexo, el vaho del aliento caliente de la lujuria y los fluidos que todavía podría conservar en sus entrañas. Era veneno para su orgullo, pero para Jimin seguía siendo la esencia más dulce y codiciada de cada uno de sus sentidos. Lloró. Lloró con fuerza mientras se aferraba a ese chico extraño en la noche, en la oscuridad y bajo la lluvia que poco a poco se potenciaba. No pudo matarlo, como tampoco pudo matar a Ho-seok. Sabía que si cruzaba la línea de sus sentimientos, acabaría convirtiéndose en todo lo que detestaba de su raza y lo que se juró rechazar hasta su inminente muerte.

―Ya, hermanito... deja de llorar así, por favor... ―le dice, abrazando su cintura por detrás y arrimando más sus cuerpos.

Al abandonar su vida con Ho-seok, Jimin había vuelto a la casa de sus padres, una mansión gigantesca, lujosa, gris y negra. Donde la hierba es oscura y los rosales que pueblan los jardines son violeta opaco. Ese lugar donde nació, carente de toda esa calidez y simpleza que disfruta tanto.

―Anímate, ¿sí? ―su hermano mayor le da unas caricias a su cabello―. Bañémonos juntos, ¿qué dices? Te daré un masaje con cubos de hielo. Te relajará.

―No, gracias ―responde y esnifa una vez más, sin que el agua deje de caer por sus ojos.

―¿Ya les avisaste a mamá y papá que te quedarás por tiempo indefinido?

―No pienso hablarles. Solo me dirán "te lo dije".

―Es que te lo dijeron.

―No ayudas, Taemin.

―Debes dejar de apostar por mortales, mejor consigue un lindo vampiro para ti, Mimi.

―No quiero. Me cortaré el pito y me entregaré a la asexualidad.

Loveless (+21) [JinNam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora