Capítulo 18: Mi chico

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―Si mueves tus manos de donde están, te las amarraré atrás de la espalda. Si abres los ojos, te los vendaré. ―Fueron las palabras de Taehyung, luego de terminar de desnudar a ese pobre chico que tenía de rodillas contra la cama, con la cabeza ladeada y sus manos a los lados apretujando las frazadas.

―Po-por favor... ―rogaba, trémulo y con sus dientes castañeando de pavor.

―Y callado. Si dices estupideces te amordazaré.

Con un pequeño gimoteo bajo, el joven declaró su rendición forzada. El vampiro comenzó lento con él; quería testearlo a pleno para recuperar el tiempo perdido. Besó su espalda, su cuello y lamió sus orejas, mientras acariciaba con insistencia grosera su sexo. Cada toque y movimiento los realizaba con total lentitud, al punto que el mismo Jung-kook dejaba escapar jadeos que se oían como placenteros, cosa que lo llenaba de rabia e impotencia al no tener control de su cuerpo. El lubricante estaba casi tan frío como sus manos, los toques más íntimos no dolieron, porque el maldito avanzaba poco a poco, llamando a una respuesta sensual, física, pero también expresada en forma de gemidos suaves; eso lo excitaba mucho.

Cuando se llevó a cabo el acto, no le costó nada de trabajo unirse con él. Jung-kook esperaba salvajismo como en ocasiones anteriores, pero el muy desgraciado no solo ejecutaba sus movimientos despacio, sino que buscaba despertar verdadera excitación en él, con sus manos, su pelvis y su boca, agitando al chico lentamente, recorriendo su anatomía y masajeando sus cabellos. Por supuesto Taehyung no hacía esto por querer ser piadoso o generoso, lo hacía para que entendiera que él era su dueño ahora y que lo controlaba a su antojo.

Mientras lo volvía de su entera potestad, recuerdos remotos vinieron a la mente de Jung-kook, cuando era tomado con amor, y se odiaba terriblemente, pues no deseaba ser profanado por ese ser malevolente a su espalda, que con tanta sensualidad lo poseía y él caía, no en un fuego apasionado, sino en un abismo de oscuridad y dolor.

Cuando por fin terminó, Jung-kook tuvo ganas de regurgitar. Había conseguido excitarlo, lo había hecho gemir audible y había dejado su libido satisfecha luego de eyacular. Se sentía doblemente repugnante al rememorarlo.

Taehyung se recostó junto a él en la cama, con sus ojos cerrados, pero sus sentidos muy despiertos. Acarició el cuerpo del chico, el cual se retorció ante su tacto que encontró desagradable y sumamente frío, mientras lloraba y se lamentaba en silencio. Desgraciadamente para él esa "bienvenida" fue solo el comienzo.

● ● ●

―¿Para qué es esto? ―pregunta Jung-kook, temeroso, sintiendo cómo Taehyung rodea su cuello con un material un poco grueso.

―Las mascotas necesitan un collar ―contesta, cerrando la hebilla en el primer agujero, dejándolo bastante flojo y luego le da un toque al cascabel, haciéndolo sonar.

Contempla el accesorio en ese apetitoso cuello y luego sube sus pupilas ácidas hacia el chico.

―Este collar tiene diez orificios. Por cada falta que tengas conmigo, moveré la hebilla y el collar te apretará más. ¿Entiendes lo que digo?

Jung-kook se queda mirándolo, entonces el vampiro le propina una cachetada.

―Te hice una pregunta.

―S-sí...

Quiere masajear su mejilla, pero Taehyung aparta su mano con un toque brusco.

―¿Sí qué?

―Entendí...

El joven vampiro sigue las condiciones dictaminadas por Seok-jin al pie de la letra: lleva a Jung-kook a la cocina para que le sirvan sus comidas diarias y al salón para hacer ejercicio, y se queda ahí en todo momento, mirándolo, contemplándolo, estudiándolo. Cuando el tiempo se cumple vuelven al cuarto y una vez que la puerta se cierra, Jung-kook es empujado, desvestido y ultrajado de una manera diferente cada vez, pero todas y cada una de ellas desagradables a más no poder. Taehyung lo amarra con sogas al cabecero de la cama o al pie. Lo encadena al grifo de la ducha, dejando sus pies en puntillas y volviendo el ataque a su cuerpo mucho más difícil de tolerar. Se proclama como su dueño, se hace llamar con otro nombre y, por momentos, mientras lleva a cabo el acto, lo llama a él con otro nombre. «Soy el monstruo de tus pesadillas, soy el monstruo y tú eres mío para hacer lo que yo quiera». Es una de las tantas cosas que suelta, poseído por su deseo carnal que ralla lo destructivo.

Loveless (+21) [JinNam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora