Capítulo 6: Mi concubina

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La figura de Tzuyu emerge envuelta en una tenue nube de vapor, después de agasajarse con el agua cálida y esencia de rosas. No obstante, su tranquilidad, tan efímera, se ve eclipsada por la figura de Seok-jin, elegantemente posado sobre la puerta de la alcoba. Manipula la fina cadena de plata entre sus dedos y sobre sus labios, causando en la damisela una mezcla de deleite y peligro. Su mirada penetrante la hiela por completo en su sitio. Deja su alhaja en paz y se impulsa con tranquilidad hacia delante para aproximarse con esa misma calma hacia ella.

―¿Qué tan mojada estás? ―le pregunta, manteniendo una distancia muy corta entre sus cuerpos.

Incapaz de sostenerle la mirada, desciende sus pupilas al suelo y menea vagamente la cabeza.

―Permíteme ayudarte entonces ―propone, acercando sus manos a la toalla que envuelve el cuerpo de la chica.

Por inercia, ella intenta resistirse, pero una pequeña onomatopeya por parte del hombre vuelve a dejarla helada.

―¿Qué pasa? Sabes que no tienes por qué cubrir tu belleza anatómica de mí ―le dice, con una sonrisa que pretende ser gentil, pero lo falaz es más atrayente.

Una expresión de disgusto y resignación toca el rostro de la muchacha. Despacio, hace a un lado sus manos, baja los brazos y le concede el acceso que busca. Seok-jin despliega la tela afelpada y contempla su cuerpo, no con aires de lujuria o perversidad, sino con genuina admiración.

―¿No se te olvida algo?

Espera una respuesta a su "ofrecimiento de ayudarla", a lo que ella, reusándose a dejar que sus ojos se irriten y se humedezcan con lágrimas llenas de desespero y furia, le regala su mejor sonrisa. Ambos saben lo falsa que es, pero al vampiro le agrada, porque la considera una actriz docta.

―Con tu permiso... ―La mira fijo a los ojos, escondiendo muy bien una sonrisa de deleite.

Maquiavélico y manipulador. Sus preguntas no son preguntas, y la única respuesta es solo la que lo complace. Tzuyu tuvo que aprenderlo a la fuerza y ahora lo sabe muy bien.

Comienza por los hombros, dando suaves golpecitos para deshacerse de las gotas. De manera imprevista y, asustando un poco a la chica, asia su muñeca y extiende su brazo, entonces repasa la toalla desde el hombro hasta la muñeca; hace lo mismo con el otro. Sigue con la cintura hasta los muslos, repasándolos con mayor lentitud.

―Levanta una pierna ―comanda, y ella responde como un nuevo instinto subdesarrollado.

Con sus piernas secas, es momento de pasar a los pies. Seok-jin se inclina con una rodilla en alto y reclama su pie. Procura secarlo muy bien, la planta, el arco, el empeine y entre los dedos, con la delicadeza que la joven dama requiere. Sabe que no es la primera vez que ella pasa saliva, así como tampoco ha ignorado en ningún momento las pulsaciones acrecentando, como si su cuerpo fuese una jaula y su pobre corazón agobiado un ave luchando por salir volando de una manera violenta.

Al concretarlo lleva sus ojos a ella sin decir nada, solo aguardando para que le ceda su otro pie.

―Buena chica... ―susurra, irguiéndose―. Eres una buena chica, ¿verdad, Tzuyu? ―pregunta de manera capciosa, apoyando con cuidado la toalla sobre su pecho.

La muchacha suspira con notoriedad y luego de remojar un poco sus labios de repente resecos, mueve la cabeza en un "sí".

―Qué mentirosa eres... ―murmura arrimado a su oreja, mientras desliza la tela por su vientre.

Al rozar su zona púbica entra en pánico, sin embargo, antes de poder accionar y apartarlo él se traslada a su espalda, envuelve su cuello con sus largos dedos, erizándole la piel por el frío y la tensión.

Loveless (+21) [JinNam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora