Encendí el equipo de música y subí bastante el volumen a la dulce sinfonía de ópera gótica mientras cocinaba con entusiasmo en la cocina. Es para Nam-joon después de todo, debe ser mi mejor platillo. Dejé todo listo y preparado, calentándose dentro del horno. La casa es demasiado fría, por lo que debe preservar su calor.
Subo a su recámara y toco a la puerta. No me responde, pero puedo escuchar la suela de sus zapatos; está vestido, por lo que me tomo el atrevimiento (para mí no lo es) de abrirme paso.
Ahí lo tengo: traje azul oscuro casi negro, camisa también negra y corbata índigo. Por supuesto que reconozco las prendas, yo mismo las empaqué en su bolso y las asenté para que él las luciera ahora para mí. Nam-joon me mira de costado mientras arregla su corbata. Incluso su postura es arrebatadoramente deseosa.
Qué hombre eres, Kim Nam-joon.
―¿Estás listo, amante?
―Terminemos con esto de una vez... ―expresa con hastío, y yo siento escalofríos.
Sí, Nam-joon... Contéstame de manera indiferente, como si pudieras darme un golpe y hacer de mí tu voluntad. ¿Será más deleitable que tú hagas mi voluntad? Pretendo averiguarlo, a su tiempo...
Caminamos por el pasillo, no hay silencio pues tarareo, siguiendo el ritmo de la música de la planta baja que solo mis oídos pueden escuchar.
―Seok-jin, suelta mi mano, ¿quieres? ―me pide y lo ignoro.
Me hallo a mí mismo repleto de júbilo, como si mi admiración y atracción por Nam-joon hubieran nacido ayer, pero en realidad mi devoción por él renace cada vez que mis ojos lo encuentran, el aroma que desprende por cada poro de su piel, el vibrato de sus cuerdas vocales ante cualquier ruido que produce por más ínfimo que sea. Lo miro caminar a mi lado y no lo veo a él, sino a todo lo que me gustaría hacer en su compañía, en esta noche donde lo tendré solo para mí.
¿Debería decírselo? No... ¿Por qué arruinar la sorpresa?
● ● ●
Una vez en la sala, Seok-jin cambia la música por algo más moderno y, al juzgar por la mirada que le devuelve su acompañante, parece que logra dar con una buena melodía. Arregla el volumen para que ambiente el lugar y no resulte molesto. Lo guía al gran comedor y Nam-joon suspira, visiblemente apático, pero aun así avanza. El anfitrión aparta la silla al extremo y procura que esté cómodo.
―Iré por la comida.
―¿N-no lo hará Tzuyu?
―No. Lo haré yo.
―Ella está bien, ¿cierto?
―Sí.
―¿Y-y... Jung-kook?
―Perfectamente. ¿Por qué dudas?
«Oh, no lo sé... ¿Porque eres un maldito vampiro lunático? No, ¿cómo podría ser?», piensa, mirándolo con los párpados un poco bajos. No obstante, Seok-jin lo sorprende poniendo su mano sobre la mesa y acercando demasiado su rostro al suyo.
―Esta noche seremos solo tú y yo ―susurra, casi sobre sus labios; el joven pasa saliva.
»Iré por tu comida, amante... ―reitera, con su voz más baja aún.
Ni bien cruza las puertas que conducen a la cocina, Nam-joon cambia por completo su semblante, teniendo extremo cuidado de no acelerar sus latidos más de lo debido. ¿Cómo... podría escapar?, se pregunta. Se lo pregunta a sí mismo desde que ingresaron a la gran sala. Mira en todas direcciones y ninguna idea resulta en su cabeza. Si guarda un cubierto consigo o sale con cautela del comedor sería inútil, Seok-jin lo notaría, lo alcanzaría y lo atraparía en un parpadeo. Es su desesperación tomando posesión de él. ¿En qué está pensando? Escapar es un acto imposible de ejecutar.
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Loveless (+21) [JinNam]
Fiksi PenggemarHabía una vez un apuesto vampiro que se enamoró perdidamente de un joven músico. Pero a la hora de revelarle sus más profundos e intensos sentimientos el músico lo rechazó, y el apuesto vampiro... no lo toleró. Esta historia contiene material muy se...